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¡Mueve las sillas!

Todas las asignaturas que cursé en la Universidad fueron iguales, menos una.

Acabando ya mi periplo académico, escogí una asignatura de libre configuración con una temática especial: la relación entre la cooperación al desarrollo y la tecnología. Era una Escuela de Ingeniería donde habitaban (y todavía lo hacen) algunos soñadores sin fronteras. Pero no fue esa la diferencia.

En la mayor parte de las asignaturas el papel del alumno era pasivo: sentarse en el sitio más discreto, escuchar durante una hora, tomar apuntes, perder el hilo de la explicación, pedirle los apuntes a un compañero, eventualmente dejar de acudir a las clases por sentirlas inútiles, y en el caso de las asignaturas de matemáticas buscar una buena clase particular. El modelo era: uno habla, 150 escuchan, las interacciones profesor-alumnado reducidas al mínimo, y las “alumnado-alumnado” materia de ficción.

En las reuniones políticas verdes veo repetida demasiadas veces la misma colocación: un grupo pequeño de personas enfrente, y un gran número de oyentes que mira hacia ellos. A veces, una reunión así se llama Asamblea, pero los participantes, que en teoría deberían de dirigirse los unos a los otros, se acaban por dirigir a la tribuna. Algunas conferencias así configuradas tienen el cuajo de llamarse “Mesas Redondas”. ¿Redondas? ¡JA!

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Ejemplo de “mesa redonda” no redonda

Cuántas veces, incluso bajo el discurso de la horizontalidad en el que todas somos iguales, acabamos por dejarnos llevar por los límites existentes sin darnos cuenta. En este caso, limitadas por la arquitectura, porque ¿alguien vio algún “asambleódromo” que no fuese así? Lo tenemos tan en la cabeza que hasta las parodias de grupos políticos con la vitola de asamblearios se hacen con ese formato.

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Vine a la asamblea a veros las caras y sólo veo nucas.

Haz algo grande: mueve una silla.

Eso fue lo que hizo diferente mi asignatura de las demás: movimos las sillas. Las movimos y dejamos de mirar al profesor para mirarnos a nosotros. Jorge Coque, nuestro docente, se quitó el sombrero de “enseñante depositario del conocimiento” para sentarse con nosotras en círculo a ser facilitador de nuestro aprendizaje. Se acabó el ir a clase a pasar el rato. Comenzaron las interacciones entre compañeros, algo que la geometría anterior no facilitaba.

Hasta la fecha ha habido muchas reuniones de Equo con el mismo formato que mis vetustas clases universitarias, encastradas en una arquitectura igualmente vetusta. Me encantaría ver una asamblea circular. Me gustaría lanzar el premio a la Asamblea Circular de Equo 2013 a quienes se atrevan a reconfigurar los asientos, y a dejar que la nueva forma de verse las caras guíe las interacciones. Sería ilusionante ver fotos de esas reuniones circulares, y conocer qué sienten quienes las realizan al pasar a dirigirse al conjunto de sus compañeras.

Con 10 personas es fácil hacerlo. Pero lo grande sería hacerlo con 30, con 50. ¿Se atreverá la Mesa Federal con un centenar? Ver una Asamblea de 300 personas configurada así sería fantástico. ¿Creemos en Equo que la configuración en semicírculo de los Parlamentos es la correcta, o más bien demoleríamos el hemiciclo y construiríamos varios círculos concéntricos en su lugar?

Consejo de Seguridad de la ONU: raro ejemplo de arquitectura circular

Consejo de Seguridad de la ONU: raro ejemplo de arquitectura circular para reuniones “redondas”

Quede convocado entonces este premio simbólico “Asamblea Circular de Equo 2013“. Quienes hagan este cambio a la vez pequeño y relevante verán cómo merece la pena. ¡Enviadme las fotos!

Maria Novo: Recuperar el tiempo, cooperar, vivir mejor con menos

Nos manifestamos pacíficamente y nos llevamos palos de quienes deberían defendernos. Pagamos impuestos y nos reducen la cobertura sanitaria para salvarle la cara al banquero especulador. No hay dinero para investigación pero sí para coches oficiales. El poder político se alía con el financiero montando un sistema controlado, unos años por unos, otros por otros. Las empresas de comunicación, parte del sistema, te atiborran con declaraciones vacías de los “líderes”, mientras el juego político está vetado al ciudadano de a pie.

Mientras las estructuras políticas se maltratan a sí mismas, la ciudadanía en ocasiones las olvida y se centra en hacer bien su trabajo, cuidar a sus hijos… aportar su parte, aunque haya que mirar para otro lado. Pero aunque una persona pase de la política, la política no pasa de ella, y al final la irresponsabilidad de los gestores te acaba por tocar: un día tocan su salario o tu empleo, otro el transporte público, al siguiente la cooperación al desarrollo.

Hay razones para el pesimismo. Y con el pesimismo a cuestas, no vamos a ningún sitio, no deja de ser una mochila pesada, una profecía autocumplida. Necesitamos plantearnos con optimismo el futuro, sabiendo qué se ha hecho mal y no conviene repetir, y apostando por cambios que funcionan.

Para indagar en ese optimismo y valorar cómo salimos de ésta, entrevisto a María Novo. La escuché por primera vez en la III UniVerde en Madrid, y sus ideas sobre las relaciones humanas me parecieron muy actuales. A ideas que yo llego gracias a la interacción de personas y tecnología, María Novo ya había llegado hacia tiempo desde la sostenibilidad, y defiende también que el mundo está cambiando.

María Novo. Foto de UNED bajo Creative Commons.

– Si nos ponemos el sombrero pesimista, vemos que las cosas se siguen complicando. Las fórmulas conocidas nos fallan, y quizá las soluciones vengan de sitios que aún no conocemos. Si nos quedamos en casa nos llevamos palos del gobierno, y si salimos a la calle, es la policía quien reparte ¿Cómo podemos, como personas, prepararnos para este presente y futuro inciertos?

Creo que es esencial aprender a vivir mejor con menos, y también restaurar las relaciones comunitarias (pueblo, barrio, amigos…) que se están deteriorando debido a la enorme cantidad de horas que el sistema obliga a trabajar a las personas. Nos han querido engañar con la supuesta magnificencia de lo grande, lo lejano, lo rápido, y ahora descubrimos que la verdadera calidad de vida se mueve en torno a lo pequeño, lo próximo y lo lento. La lentitud es indispensable para mirar a los otros a los ojos, para escuchar, para disfrutar de una puesta de sol y de todos los intangibles que están ahí sin que haya que pagar por ellos. Pero también es necesario redescubrir la calidad de vida en lo próximo: en el pueblo, el barrio, los entornos en los que podemos establecer verdaderos vínculos humanos. Y, por supuesto, si la opción por las grandes fusiones bancarias, por los holdings financieros, por todo lo grande, se ha mostrado una opción más que peligrosa, no estaría de más intentar encontrar “el tamaño óptimo” en cada caso, recuperar unas magnitudes a escala humana en lo que hacemos, en los ámbitos en los que nos movemos. No podemos rechazar fenómenos como la globalización, están ahí y tienen su cara positiva, pero creo que a los aspectos más duros de un mundo globalizado (multinacionales que no ven a sus empleados y no tienen alma; productos que van y vienen con enorme coste energético de un lugar a otro; entramados financieros de difícil control…), a esos aspectos más duros hay que contraponerles un mundo con alma, en el que volvamos a mirarnos a los ojos, en el que el centro de nuestra existencia sea la vida y no el mercado.

– Pedimos más democracia, pedimos ser más partícipes de las decisiones. Pero eso nos exigirá más tiempo. Casi mejor elegir a quien nos represente y que se dediquen a eso, ¿no? ¿Una democracia representativa es todo lo que podemos conseguir? ¿Por donde puede comenzar la ciudadanía a recuperar el poder público hoy perdido?

Creo que lo esencial es no perder el sentido verdadero de la vida, saber dónde están nuestras raíces, que es en la naturaleza y en la convivencia con los otros. Somos seres dependientes, estamos al final de una red trófica que, si se rompe, dificultará o imposibilitará nuestra existencia. Pero eso se nos olvida. Volver los ojos a la naturaleza, aprender de ella, aprender de la cooperación, que es el gran motor de la vida. Cada vez que cooperamos, allí donde lo hacemos, estamos copiando esa fuerza oculta que ha permitido que la vida salga adelante una y otra vez, pese a las dificultades. Creo que una democracia representativa es, hoy en día, una demanda de cortos vuelos. Ha llegado el momento de la democracia participativa, de que la gente tome la palabra. En mi opinión, en España lo estamos haciendo muy bien los grupos sociales y la ciudadanía, estamos dando una lección de civismo pero de capacidad para decir “no” a un sistema que nos quiere convertir en súbditos en lugar de ciudadanos.

– Queremos empleo. Pero cuando lo pedimos, nos encontramos viendo peticiones a grandes fábricas para que se instalen. Y sabemos que esas fábricas no tienen corazón, se van a ir en cuanto no tengan beneficios. ¿Estamos condenados a tener que tener empresas grandes para tener empleo?

Creo que el modelo de las grandes empresas no es el dominante en nuestro país, donde las PYMES generan la mayoría del empleo. Nuestra experiencia mediterránea nos ayuda a ser creativos y a confiar en la creatividad de nuestros emprendedores. Pero hay que “despejar” el panorama de dificultades burocráticas con que se encuentran. Y necesitamos influir en la política para recuperar los derechos sociales que se han perdido en el último año. Pero, dicho esto, hay algo que nadie quiere decir y que no queda más remedio que recordar: en un mundo altamente tecnificado, donde una máquina hace hoy el trabajo que antes hacían 100 o 200 trabajadores, no hay empleo para todos si se mantienen las mismas jornadas laborales de 8 horas. Esto ya lo intuyó Paul Lafargue, que propuganaba jornadas cortas en su tiempo. Hace 30 años, en 1982, ya presenté una ponencia a un congreso internacional proponiendo el reparto del empleo como “un bien escaso”. No sucedería nada grave (sólo que los empresarios ganarían algo menos) si estableciésemos jornadas laborales de 5 horas, en turnos alternativos de mañana o de tarde. Esta medida permitiría que, en las familias, se pudiesen alternar los horarios de los padres para que los hijos no estuviesen solos, algo que nuestra sociedad necesita con urgencia. También se duplicarían las posibilidades de empleo y, al mismo tiempo, todo ello haría más felices a las personas y a las familias… El beneficio social sería inmenso, sólo quedarían mermados los grandes beneficios de las corporaciones transnacionales o de las empresas. Además, está demostrado que en 5 horas continuadas, con un pequeño descanso intermedio, se puede rendir todo lo que un ser humano puede dar de sí creativamente en un día. El resto del tiempo trabajado es, muchas veces, tiempo de baja calidad productiva y creativa. Además, este sistema beneficiaría mucho a las familias, que están sufriendo una gran dislocación por los larguísimos horarios de trabajo de los padres y la consiguiente soledad de los niños.

Otra solución complementaria es adoptar la renta básica de ciudadanía, para que nadie que pierda su empleo se vea en situación de indigencia. Pero este es un tema muy complejo sobre el que habría que hablar despacio…, porque se presta a muchos malos entendidos. El Pais Vasco tiene algo que se asemeja mucho y está funcionando estupendamente, al menos hasta que yo he tenido noticias.

– Hemos vivido atrapados por la rueda del consumo. Empleamos nuestro tiempo en trabajar para ganar dinero, para gastarlo comprando y creando demanda para crear empleo… ahora este modelo entra en crisis. ¿Tenía sentido? ¿Qué alternativas tenemos?

Ante una crisis no vale lamentarse solamente sino que hay que preguntarse qué hemos hecho mal. Este país vivió por encima de sus posibilidades, y el modelo consumista está dando sus últimos pasos, porque, entre otras cosas, el planeta no lo resiste y ya da muestras de que se rebela contra las políticas puramente extractivistas y consumistas. Lo que nos pierde es la ceguera y la torpeza de una gran mayoría de la clase política nacional e internacional, pues es obvio que hay que darle la vuelta al modelo. La alternativa, se ha dicho hasta la saciedad, es aprender a vivir mejor con menos, la esencia del desarrollo sostenible. Y rescatar nuestro tiempo. Que una gran parte del tiempo que ahora dedicamos a producir y consumir se convierta en tiempo para la vida. Esto referido al Norte, claro está. El Sur tiene pendientes muchas cuestiones de desarrollo y allí es necesario acertar con modelos que generen calidad de vida sin destruir el medio ambiente y las culturas autóctonas. Todo un reto sobre el que ahora no puedo extenderme pero al que he dedicado un libro y varios artículos.

En cuanto a alternativas, la gran alternativa es volver a pensar y volver a pensarnos. Repensar el mundo que queremos dejar a nuestros hijos y repensar nuestro concepto de calidad de vida, de felicidad. Hay que recuperar la palabra felicidad como un derecho de todos los seres humanos, un derecho al que se llega por muy diferentes caminos, pero siempre con autonomía, libertad personal y política, y criterio para elegir qué es lo verdaderamente importante, dando su lugar a la naturaleza, la gran maestra, y aprendiendo de ella. Eso que se ha llamado “biomímesis” en el lenguaje ambientalista y que los políticos, salvo honrosas excepciones, desconocen.

María Novo

– ¿Qué conclusiones podemos sacar para afrontar el futuro más próximo?

Creo que podemos y debemos reinventar nuestras formas de vida, individual y colectivamente. Hacerlo pensando en la dignidad de las personas, en el derecho a ser felices, pero también en los límites de la naturaleza y en criterios de sostenibilidad. Eso implica, por de pronto, operar con enfoques que nos aparten de la tiranía del mercado. Reinventarnos desde lo pequeño, lo descentralizado…, desde la cooperación y no desde la competitividad. Para este cambio de rumbo necesitamos dos cosas cuando menos: tiempo e imaginación. El tiempo nos lo tienen robado la mayoría de las veces, así que es esencial rescatarlo, reapropiarse del tiempo que a cada uno le pertenece como un tesoro. En cuanto a la imaginación, creo que sin ella nunca podremos vislumbrar unas formas distintas de estar en el mundo, no sólo como productores y consumidores sino, esencialmente, como partícipes, como seres que sueñan, se enamoran, disfrutan, juegan… y enseñan a sus hijos que la felicidad está en el abrazo que nos damos cada día con los otros y con la vida.

Dicho esto, quiero resaltar que, para caminar en esta dirección, es fundamental la conciencia. Una conciencia que incluya al planeta en sus criterios y que incluya al otro como partícipe del misterio de la vida. También una ciencia con conciencia y con consciencia. Ese es un camino que debemos recorrer en paralelo, individual y colectivamente.

Actualización 12/12: Quien tenga interés en profundizar en estas ideas puede echar un vistazo al libro que María Novo escribió recientemente titulado “Despacio, despacio” (20 razones para ir más lentos por la vida)”.

Dos amigos de Groenlinks (Los Verdes de Holanda) explican su descenso electoral

Jos van Dijk e Inti Suárez son compañeros de Los Verdes de Holanda (allí el partido se llama Groenlinks, Izquierda Verde). Les conocí hace años en las reuniones del Partido Verde Europeo, Jos es fan del conocimiento abierto y trabajamos juntos en la resolución del Partido Verde Europeo sobre Derechos Digitales. Inti es un holandés venezolano de Buenos Aires, un auténtico transfronterizo, y especialista en biología y migraciones.

El 12 de septiembre fueron las elecciones generales en Países Bajos y Groenlinks, que partía con 10 escaños, bajó hasta 4. Les escribí para preguntarles cómo lo veían, y si había alguna idea o enseñanza que pudiéramos sacar para Equo. Esto es lo que hablamos:

Voto estratégico: si la gente piensa que no eres relevante, no te votan

Jos: Ha sido dramático. Nuestros ex-votantes han votado a los socialdemócratas (PvdA, 24’8%) y a los socialistas (SP, 9’7%). Es el “voto estratégico”: si no quieres a los neoliberales en el gobierno votas por el oponente más fuerte, y Los Verdes no estábamos en esa posición. Los últimos días de campaña fueron: ¿no quieres repetir gobierno? Vota socialdemócrata. ¿No quieres peligrosos izquierdistas? Vota centroderecha. Pese a todo, lo más probable a la vista de los resultados es una coalición de socialdemócratas y neoliberales. Ese voto estratégico no ha servido para nada.

Rafa: El voto estratégico es similar al voto “útil” en España. Pero, ¿cómo luchar contra él?

Inti: Para evitar los efectos del voto estratégico los pequeños partidos tienen que trabajar en su imagen. En el momento en que la gente piensa que no eres relevante, no te votan, es así de simple. En Holanda sacamos más votos cuando la gente cree que vamos a marcar una diferencia, nuestro resultado más alto fue cuando existía la posibilidad real de que participásemos en el Gobierno. Ustedes en España, ¿cómo pueden ser relevantes en la batalla entre PP y PSOE? Creo que tendrían que intercambiar estrategias con los ingleses, no creo que haya otros países europeos con un bipartidismo tan marcado.

Jos: Creo que es mejor mantenerte en tu línea, explicar por qué necesitamos un cambio fundamental hacia lo verde. ¿Qué futuro quieres para tus hijos y nietos? Creo que una llamada al voto responsable tiene más impacto que jugar con los electores.

Jos Van Dijk

Wilders: todos contra la ultra-derecha holandesa

Geert Wilders es el líder del partido anti-islam, euroescéptico, populista, de la derecha tirando a radical. En las elecciones anteriores obtuvo el 15% de los votos y fue el principal apoyo del gobierno de centro-derecha. Su partido no gestionó ministerios, pero dado que el gobierno estaba en minoría, su influencia se multiplicó, pues era quien permitía que el gobierno se mantuviese. De hecho cuando retiró su apoyo, todos los otros partidos debieron formar la “Spring Coalition” para sostener al gobierno, y sacar a Wilders del poder.

Jos: En Groenlinks aún estamos divididos con respecto a nuestra participación en la “Spring Coalition” que sirvió para aprobar los presupuestos de 2013 y salvar el gobierno. Gracias a la participación de Groenlinks se evitaron algunas medidas de austeridad, sin embargo tuvimos que pactar otras no deseables como aumentos en los precios del transporte.

Inti: Quizá desde España Wilders no parezca un tema tan grave como lo es para nosotros. Después de todo, gran parte de las cosas que dicen en el PP son parecidas a lo que dice él. Pero para nosotros es muy extremo.

Rafa: ¿Fue entonces un error esa coalición? Si volviese a darse esa situación… ¿lo haríais de nuevo?

Inti: Esa coalición tenía que hacerse, para echar a Wilders. En aquel momento tuvimos mucho apoyo, si las elecciones hubieran sido entonces hubiéramos mejorado nuestros resultados. Pero los tiempos lo son todo en política. Los electores acabaron viendo que podían votar a partidos centristas si se ponían de acuerdo… así que no nos votaron a nosotros. ¿Lo haríamos de nuevo? Depende. Fue lo correcto en su momento. Y a la vez, nos hundió.

Jos: A mi, en abril me parecía que era la opción correcta, porque derrotábamos a Wilders. Pero con la condición de que hubiera un seguimiento sin los neoliberales después de las elecciones para retirar las peores medidas. Con lo que se ahora, soy más pesimista. Hemos rescatado a los neoliberales, su reputación no quedó dañada para la campaña electoral. No creo que debiéramos hacerlo de nuevo.

Inti Suárez

Perfil verde

Rafa: Todos los partidos verdes en Europa tienen problemas para poner los temas verdes en el centro del debate político. ¿Lo habéis logrado vosotros?

Jos: Para poner los temas verdes en la agenda necesitas un “largo aliento”, como decimos aquí. Groenlinks no tiene la misma reputación que tienen por ejemplo ECOLO (Los Verdes belgas francófonos). Ellos invierten un montón en investigación, educación, campañas sobre temas verdes en colaboración con ONGs… En Groenlinks podemos hacer cursos sobre debate y comunicación, pero no sobre temas verdes. Mira el programa de la Fundación de ECOLO (Etopia), estoy realmente celoso de lo que ofrecen. Los Verdes deberíamos de poder presentarnos ante los medios de comunicación como expertos, dignos de confianza. Siendo así, cuando ocurra algo nos escucharán. Así construyes una buena reputación, suficiente para no temer al voto estratégico.

Inti: Los Verdes gustamos por nuestra coherencia. Tenemos problemas cuando el electorado piensa que nos comportamos como los partidos tradicionales, escogiendo cuando decir qué cosas. El problema es que todavía hay gente que piensa que el ecologismo es un lujo, en gran parte por nuestra incapacidad para relacionar lo verde y la izquierda. Por ejemplo con la pobreza: con pobreza no es posible lo verde, y con lo verde, luchamos contra la pobreza. Este simple mensaje no hemos sido capaces de transmitirlo, y por eso la gente probablemente no nos vote en tiempos de crisis.

Lecciones aprendidas

Inti hace un repaso en su blog de las tres causas principales por las que considera que Groenlinks perdieron apoyo:

– No es que seamos ecologistas coñazo: es que somos unos yuppies arrogantes. Es una crítica común: hablamos de la pobreza pero no somos pobres. Hablamos del medio ambiente pero contaminamos como los demás. Pensamos que el mundo no se puede mover sin nosotros y nos elegirá para gobernar, pero estas elecciones nos muestran que no es así. Debemos aprender a exponer nuestras ideas con más humildad.

– Hay una gran separación entre nuestros líderes y nuestras bases. En varias ocasiones nuestros órganos de gobierno adoptaron posiciones que eran las de una minoría frente a la clara opinión de la mayoría. Esto puede ocurrir en alguna ocasión puntual, pero desmotiva mucho a los integrantes, que se plantean, ¿para qué voy a hacer una campaña para gente que ni siquiera me escucha?

– Nos peleamos internamente como en cualquier otro partido, pero no dejamos que “gane” nadie, no cerramos nuestras diferencias públicamente. Por eso nos quedamos con el sambenito de tener un conflicto interno perenne.

Ahora en Groenlinks…

Tras las elecciones, Jolande Sap y el ejecutivo de Groenlinks dimitieron. El grupo parlamentario eligió a Bram van Ojik, es visto como alguien capaz para reunificar a las bases con los cargos electos. La confianza en el futuro pasa por la fuerte base local que tienen.

¿Qué podemos aprender de estas experiencias ajenas, para sacar ideas a aplicar nosotras aquí?

 

¿Qué relación hemos de tener Equo con los sindicatos?

Se aproximan nuevas convocatorias de Huelga General por parte de sindicatos mayoritarios y minoritarios, y parece que no van a ir de la mano. Esto ha relanzado un debate en la Mesa Federal de Equo: la relación con los sindicatos y sus convocatorias, que tiene muchos ángulos e interpretaciones, a veces complementarios, a veces encontrados. Un tema recurrente, que volverá con cada convocatoria. Dentro de Equo hay gente que milita en diferentes sindicatos, y que tienen interés porque su labor sindical y política vayan, en lo posible, por caminos compatibles.

Me parece importante avanzar en esta discusión y encontrar puntos que nos permitan tener una postura lo más común posible que podamos usar de forma estable y coherente. Reflejo aquí algunas de las cuestiones que han ido saliendo en la discusión, sin citar procedencia:

¿Debemos tener la misma relación con los sindicatos mayoritarios y con los minoritarios?

Hasta donde conozco, en Equo hay militantes de CCOO, de CGT, y de otros sindicatos sectoriales y territoriales. Los sindicatos ya tienen una dinámica particular entre ellos: los grandes suelen ningunear a los pequeños (de hecho una convocatoria para que se llame “unitaria” basta con que incluya a los grandes para serlo); los pequeños suelen ser reacios a participar en las convocatorias de los grandes, buscando días distintos o manifestaciones con recorridos diferentes. ¿Podemos encontrar una postura que nos mantenga fuera del juego interno de los sindicatos?

Yendo a lo práctico, a finales de mes hay una convocatoria de huelga general por parte de la CGT. Hace poco apoyamos la del 29 de marzo, convocada tanto por mayoritarios como por minoritarios, ¿deberíamos apoyar ésta también?

En la discusión hasta ahora ha habido dos posturas:

– Apoyar sólo las convocatorias que tengan una garantía de éxito. Esto implica que una convocatoria de un sindicato en solitario, sea minoritario o mayoritario, no la apoyaríamos. En cambio cuando al menos los dos mayoritarios las hagan conjuntamente, sí. Así se concentran las fuerzas en convocatorias más amplias.

– Apoyar todas las convocatorias que haya. En la práctica esto significa que cada persona secundará la convocatoria que quiera, representando a Equo allí.

¿Cómo colaborar con los sindicatos?

El ejemplo más reciente que hemos tenido ha sido la petición conjunta de Equo, CCOO y UGT de un referéndum sobre el rescate. Ambos sindicatos salieron en prensa para sumarse a la petición. Aunque hoy en día, si no me equivoco, la única organización que está en la calle recogiendo firmas para el mismo es Equo.

Por otra parte, ¿quien es nuestro interlocutor ideal, la organización o sus bases? Tradicionalmente se habla “de organización a organización”. Si buscamos una nueva forma de hacer las cosas, que dé protagonismo a las personas antes que a las organizaciones, ¿podríamos tener una interlocución “de militantes a militantes”? ¿Incluso ante sindicatos cuya estructura poco horizontal está muy arraigada, y nos arriesguemos a que nadie nos escuche?

Otra idea del debate actual es la posibilidad de abrir las propuestas de carácter sindical a toda la sociedad civil: que todo aquel que quiera opinar sobre la conveniencia o no de convocar una huelga general lo pueda hacer, en un plano de colaboración de las organizaciones sindicales con el resto de la sociedad civil. A mi juicio el camino más interesante es éste.

¿Son los sindicatos organizaciones monolíticas?

Pondré el ejemplo de Comisiones Obreras, comentado en los pasillos de la pasada UniVerde. Hay bastantes afiliados de CCOO en Equo, y una de las herramientas que más valoran es ISTAS, el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud. Cuando abres la web de ISTAS ves a gente yendo a trabajar en bicicleta, peticiones de reducción de emisiones, y una preocupación por el medio ambiente en relación con la salud y con el trabajo de forma transversal, un enfoque que en definitiva me parece muy cercano a las posturas de Equo.

Dentro de la misma organización, si escuchamos a gente más vinculada a sectores industriales, o al carbón, es común oir defender argumentos productivistas, que ponen al trabajo por encima de la salud, por encima del medio ambiente, por encima de todo lo demás. Dentro de la misma organización conviven dos formas muy diferentes (ambas denominadas “de izquierdas”) de entender la relación entre trabajo y medio ambiente. Será más fácil colaborar con unas partes que con otras dentro del mismo sindicato.

¿Qué opinan nuestras sindicalistas?

En Equo tenemos gente en varios sindicatos, con visiones diferentes sobre el día a día sindical, las relaciones inter-sindicales, y la política laboral. ¿Qué opinarían de crear un grupo transversal, en la que se comuniquen y discutan sus roles en sus respectivos sindicatos? Creo que esto nos ayudaría a encontrar argumentos de largo recorrido, que nos sirvan como criterios para posicionarnos frente a todas las convocatorias que vengan.

Son muchas preguntas y con amplias interpretaciones posibles. Y tú, ¿cómo lo ves?

Resiliencia: tomando las riendas del bienestar común

Una de las palabras para mí más novedosas en la terminología que se usa en el entorno ecologista es “resiliencia“. Para esclarecer lo que significa he entrevistado a Alejo Etchart, consultor sobre desarrollo sostenible, especialista en comunidades en transición, y miembro de Equo Euskadi.

R: La primera vez que oí la palabra “resiliencia” fue asociada a pueblos que después de una catástrofe natural eran capaces de volver a funcionar. Asociaba resiliencia a la capacidad de resistir a la adversidad, “como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie”. ¿Es una buena definición?

A: La resiliencia es originalmente la capacidad de los materiales de absorber impactos externos sin por ello dejar de cumplir sus funciones esenciales. Por ejemplo, se suele pedir el acero con una resiliencia de -40ºC, porque a partir de esa temperatura pierde dureza.

Sobre resiliencia en términos sociales he encontrado una definición que me gusta más:
En el contexto de la exposición a adversidades importantes, la resiliencia es la capacidad de las personas para descubrir qué recursos físicos, psicológicos, sociales y culturales conforman su bienestar y para acceder a ellos de forma individual y colectiva de manera acorde con su cultura” (Michael Ungar, Resilience ResearchCenter)

R: . Las sociedades uniformes son más vulnerables. Es algo análogo a lo que ocurre con los cultivos uniformizados, que son más vulnerables a las plagas que los diversificados. Nuestra sociedad actual (entendida como tal nuestra sociedad europea occidental), ¿dónde está uniformizada, cuales son sus vulnerabilidades?

A: Música. Cultura. Fútbol. Turismo en masa. Moda. Telebasura. Acumulación. Individualismo. Estilo de vida. Hay diversidad, pero (en términos estadísticos), la ‘moda’ es tan alta y coincidente con la ‘media’ que la ‘desviación típica’ es muy baja.

Más que macroentornos de los que hablas (sea Europa, España o Bilbao), a lo que me refiero es a microentronos de comunidades de proximidad. Con profesiones, horarios, hábitos, etc. parecidos, cuando ocurren excepciones (que pueden no serlo en la comunidad vecina), hay problemas para resolverlas.

R: Tomemos por ejemplo una comunidad de proximidad, un barrio. Un observador que pasease por allí, ¿Qué vería de especial? ¿Cómo sabría que está en un barrio “con alta resiliencia”?

A: Es una muy buena pregunta, que aprovecho para comentar que la creación de resiliencia es tan importante que puede considerarse una alternativa al crecimiento económico como medio para una evolución deseable, máxime cuando el crecimiento económico es inviable en la práctica. La construcción de resiliencia implica un fuerte movimiento de generación de economía local y de empleo local que está íntimamente relacionada con la economía verde.

Igual que para medir el crecimiento se utiliza un indicador complejo como el PIB, para medir la resiliencia se pueden utilizar una serie de indicadores o una combinación de ellos. Estos indicadores guardan relación con las cantidades relativas de energía, comida y otros bienes básicos producidas localmente, los negocios de propiedad local, la distancia al trabajo, el uso de transporte eficiente energéticamente, la moneda local en circulación, la cantidad de deshechos compostables que de hecho se composta, la relación entre espacio para aparcamiento y tierra productiva, el grado de conocimiento de la población sobre cultivos, bricolaje, cocina y costura, la exposición ante una crecida del nivel del mar, las vías de evacuación de agua ante inundaciones, etc. De todo ello, algunas cosas se pueden observar en un paseo por el lugar, sí; pero es un asunto mucho más complejo.

R: Cuando escribes sobre este tema sueles hacer referencia al proceso “bottom-up”, “de abajo hacia arriba”. ¿Qué quieres decir con eso? ¿Significa, por ejemplo, que debemos dejar de lado las instituciones actuales y buscar otra forma de tomar decisiones?

A: Si algo está claro es que las personas no podemos dejar de mano de los gobiernos porque su miopía en el tiempo y en el espacio les impide afrontar seriamente asuntos que tienen repercusión en la sostenibilidad del sistema a largo plazo y que implica acción coordinada con otros países. Los decepcionantes resultados de la Cumbre de Río+20 son un claro ejemplo de ello.

Los ciudadanos debemos tomar las riendas de nuestro propio destino. Movimientos de las Transition Towns, las ecomunicipalidades originariamente suecas o las mismas ecoaldeas en España, además de muchísimos otros no asociados, pueden ser el amanecer de una nueva generación de negocios sociales puestos en marcha por ciudadanos responsables que se comprometen con formas alternativas de desarrollo movidos por motivaciones como la responsabilidad, la justicia, la equidad o la búsqueda de seguridades alimenticias, de agua o climáticas, más que por el apoyo institucional. Estas iniciativas toman como base los activos que existen en las personas y el territorio, y los reorientan a la construcción de resiliencia y al servicio del bien común, a la vez estando radicalmente comprometidas con los principios básicos del desarrollo sostenible. Estos enfoques se están implementando en comunidades por todo el mundo guiados por fuerza de abajo arriba, aunque, para que se adopten de forma más generalizada deberían recibir incentivos de arriba abajo. Tales incentivos no sólo contribuirían a extender su aplicación, sino también, de forma crítica, deberían orientarse a construir la viabilidad económica de estos enfoques deseables social y medioambientalmente –completando así los tres pilares de la sostenibilidad y reorientando su equilibrio. Se trata de promover la innovación hacia modelos de negocio social que, mediante la creación de resiliencia, se orienten hacia el bienestar; en vez de, mediante el crecimiento económico, hacia la acumulación.

Peter Senge, gurú del desarrollo organizacional, lo dice claramente: “Si alguna esperanza existe para la humanidad, reside en regenerar la vida en comunidad, recuperando de nuestro ADN la característica de animales sociales”. La innovación necesaria no es tecnológica: es social, es sistémica.

Una lectura de los tres principales documentos previos a Río+20 (‘Gente Resiliente en un Planeta Resiliente (…)’, el original del Borrador Cero y las Notas de Coordinación) desde la perspectiva de esta visión muestra cómo se alinean con ella. Pero, lamentablemente, la visión de los promotores de Río+20 no pudo con la de los necios que gobiernan el mundo con visiones tan miopes como las de los economistas a los que se refería Boulding cuando afirmaba que “alguien que cree que el crecimiento económico infinito es posible o está loco o es un economista”. Es la fatal tragedia de los comunes.

R: Si alguien ha llegado hasta aquí y quiere poner en práctica estas ideas… ¿por dónde le sugerirías que comenzase? ¿qué se puede hacer?

A: A quien le interese trabajar por la resiliencia de su comunidad de vida le recomendaría encarecidamente que se acercase al movimiento de las Transition Towns. En España el número de localidades y comunidades ‘en transición’ está creciendo exponencialmente. Existe una wiki que ayudará a conocer sus bases, a encontrar qué movimiento puede haber más cercano a nuestros lugares o a empezar una iniciativa propia. En estos momentos estamos trabajando en la creación de un Eje de Iniciativas en Transición que apoye a las distintas iniciativas y promueva la creación de otras nuevas. Precisamente acabo de volver de Londres, donde se ha celebrado la anual Conferencia Internacional de la Transición, con unos resultados muy positivos.

Después de leer a Alejo me quedo con la sensación de que ya hay mucha gente poniendo en práctica muchas de las propuestas ecologistas. No esperan a que “desde arriba” se creen las condiciones necesarias, sino que son ellas mismas quienes, citando la entrevista, “toman las riendas de su destino”. ¿Quizá quienes nos lean hayan tenido una experiencia similar que nos puedan contar?

Como bonus y para quien quiera profundizar, dejo un capítulo escrito por Alejo Etchart para un libro sobre resiliencia (en inglés): Resilience.

Alejo Etchart es Licenciado en Económica y Empresariales, MBA y MSc con distinción por DMU (Inglaterra). Colabora con Stakeholder Forum for a Sustainable Future en asuntos a nivel ONU, con el think tank Ekopol y con varias organizaciones vascas en el ámbito de la huella de carbono y generación de comunidades. Es éste último campo, el desarrollo sostenible a través de las comunidades de proximidad y dirigido a la generación de resiliencia, en el que radica su pasión. Promueve la visión Resivitas y la Iniciativa Bilbao en Transición; y participa en la creación de un Eje Nacional que sirva de apoyo a las iniciativas locales. Es miembro de Equo (Bizkaia).

En el corazón de la bicicleta (coordinando grupos de trabajo)

Equo es una máquina de hacer política. Una máquina que se mueve gracias al impulso de muchas ruedas, somos una bici-política, una bici con muchas ruedas, un triciclo político, un ciempiés, un ciempi-ciclo.

En bici con Equo Asturies

Mientras sigamos pedaleando, seguiremos en pié“, decía alguien, seguramente Copercan. Mientras giren las ruedas, avanzaremos. Equo está en el proceso de volver a poner en marcha sus grandes ruedas estatales, sus Grupos de Trabajo, que fueron responsables de nuestro programa electoral colaborativo. Una vez estabilizada la estructura interna, pasado el Congreso, y los agobios electorales (salvo para gallegos y vascos), es hora de darle impulso al ciempi-ciclo para coger velocidad de crucero.

Las ruedas de las que nos fuimos dotando son nuestros Grupos de Trabajo estatales. Un grupo de trabajo permite discutir sobre un tema particular, vengas de donde vengas. El grupo funciona principalmente a través de Internet, y se especializa en un asunto. Equo dispone de 17 grupos temáticos.

Hasta el sábado 22 están abiertas las candidaturas para coordinar los grupos. Pero, ¿qué se hace en la coordinación de los grupos? Veamos.

¿Qué significa coordinar un grupo?

Darle chispa – Lanzar debates, proponer temas, preguntarle a la gente por su opinión, generar discusión.

“- He encontrado esta noticia que me ha parecido interesante cmpartir con vosotros, ¿qué os parece? 

El incremento del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha implicado la necesidad de crear potentes centros de procesamiento de datos…(Consuelo en la Equomunidad)”

Buscar el posicionamiento de Equo – ¿Hay algún tema sobre el que debiéramos posicionarnos y aún no lo hemos hecho? Vamos a por ello.

Os presento un tema en el que creo que EQUO debería posicionarse de forma clara y que creo que no habrá ningún problema para entender que encaja perfectamente con sus objetivos y con la conciencia de los que simpatizamos con su línea.

Es el tema de las Patentes de Software. Copio y pego un extracto de la información más detallada que podéis encontrar en http://www.nosoftwarepatents.com (Antonio en la Equomunidad)

Buscar los consensos – La gente aportará diferentes puntos de vista, en ocasiones enfrentados, en otras complementarios. Hay que buscar enlazarlos, otras veces un término medio, y que pueda ser aceptado por todas.

“En respuesta al compromiso que adquirí con tod@s los que durante semanas habéis ido sugiriendo multitud de propuestas para el desarrollo de la Democracia Interna en Equo y la Equomunidad.

Me ha parecido mejor presentaros un primer documento en formato wiki, a modo de “semilla” para que en plan “Lluvia de Ideas”, vayamos añadiendo, entre tod@s, todas las sugerencias que podamos encontrar porque se hayan vertido en la Red Social o que ahora se nos ocurran. (José Carlos en la Equomunidad)”

Apoyar en posicionamientos rápidos – ¿Hay un tema de actualidad que toca la temática del grupo? A por él.

Hola compañeras:

Como sabéis, ya hemos sacado una nota de prensa sobre los 400 euros (podéis leerla aquí), pero vamos a sacar otra seguramente mañana, con propuestas. ¿Nos ayudáis? (Carolina en la Equomunidad)

Coordinar un grupo es estar en el corazón de la bicicleta, facilitando esa construcción de la Ecología Política, creando el discurso de Equo, haciendo que todo el mundo participe. Pedaleando y haciendo pedealear. Para presentarte tienes que escribir en el grupo al que pertenezcas, ¿qué me dices?

Los 17 grupos temáticos

Economía Verde
Democracia real, participación, y reformas políticas
Derechos de los animales
Políticas de género
Cambio climático y energía
Educación
Internacional
Derechos sociales e integración
Nueva sociedad de la información y el conocimiento
Salud
Juventud
Cultura
Territorio y Biodiversidad
Medio Rural y Agroecología
Mayores
Producción limpia, contaminación y residuos
Agua

Sugerencias para Equo Galicia en el Frente Amplio

Mis compañeras de Equo en Galicia han optado por una coalición para las autonómicas. Lo llaman “frente amplio”, en el que estarán también Esquerda Unida (1% en las últimas gallegas, 4,1% en las últimas municipales) y ANOVA (nacionalistas gallegos en torno al ex-BNG Beiras). Finalmente no estará “Compromiso por Galiza” (donde hay algún ex-Equo con Ecogaleguistas). Actualización 13/09: Ecogaleguistas abandona Compromiso por Galiza para unirse a la coalición.

Tengo que decir que no me gusta esta decisión. Yo no iría ni con IU, ni con nacionalistas, aunque ir en solitario significase sacar el 0,61% de las municipales. Prefiero que la papeleta de Equo vaya en solitario porque creo que nuestra apuesta no la iguala nadie. Pero mi opinión aquí importa poco. En este partido no hay un control central, y en Galicia han sido las integrantes de Equo Galicia quienes han decidido en su ámbito de actuación  sumarse a ese frente amplio, con el objetivo principal de frenar al PP.

Me gustaría contribuir al recorrido al que se enfrentan los equos gallegos con algunas sugerencias sobre cómo afrontar este pacto, basadas en lo que conozco sobre los 8 años de coalición entre Los Verdes de Asturias e Izquierda Unida.

El programa. Aunque decimos a menudo que “hablemos primero de contenidos, luego de si hay pacto o no“, en el caso gallego la urgencia le ha dado la vuelta. El programa común será negociado probablemente con prisas, y conviene anticiparse: cuanto antes conozcamos nuestras lineas rojas y propuestas generales, mejor.

Una herramienta para desbloquear negociaciones es “acordar el desacuerdo”, esto es, si no llegamos a un punto común, entonces cada organización decide que defenderá su propio punto de vista por su cuenta, fuera del ámbito del pacto. Esto es un arma de doble filo: la organización grande tiene más recursos, y la organización pequeña sufrirá las críticas. Explicar a la gente que “sí, estamos en un pacto con ellos, pero este tema en concreto queda fuera del pacto” es tan legítimo como difícil.

La visibilidad de la marca Equo. Una razón para el pacto es obtener mayor visibilidad, sea en la papeleta, en las comunicaciones, o en la presencia de integrantes de Equo en apariciones públicas. Esta cuestión no se suele reflejar en los programas y genera equívocos fácilmente. Los partidos grandes aprovechan para obviar a los pequeños, que tienen que quejarse continuamente para no quedarse fuera. Aparte: ¿se podrá oir a los co-portavoces de Equo hablando por sí mismos, en sus propias notas de prensa, cuando lo consideren necesario?

A veces el partido pequeño es muy visible cuando no le conviene. Por ejemplo si la coalición se posiciona sobre un tema que no compartimos, ahí lo que se “visibiliza” es una contradicción. En Asturias cada vez que IU apoyaba el carbón, teníamos que salir Los Verdes a decir que respetábamos la postura de nuestros socios pero que nosotros apoyábamos las renovables y que el carbón era cosa del siglo pasado.

Gente disponible para los cargos. Podría ocurrir que este Frente Amplio (Alternativa Galega) obtuviese escaños en el Parlamento Gallego. Equo podría obtener un diputado, según vaya la negociación de las listas, y cargos como “asesores parlamentarios” (análogo al de Enrique Fernández en Asturias). ¿Hay alguien dentro de Equo que esté dispuesto a dejar su trabajo actual (si lo tiene) para asumir esa responsabilidad?

Vayamos más allá y pensemos en un vuelco electoral y un pacto de gobierno. Sería un plato muy fuerte para un partido pequeño en formación, y en la negociación entrarían pactos entre muchas fuerzas. No sería descabellado pensar en una Dirección General para Equo (análogamente al puesto que Joaquín Arce desarrolló como miembro de Los Verdes de Asturias).

Reforzar Equo Galicia. Dentro de 4 años, ¿habrá servido esta coalición para reforzar Equo Galicia? Si no, la situación será la misma que ahora. Sin embargo, un partido pequeño que tenga que gestionar una coalición, asesores y/o directores generales, apenas va tener tiempo para reforzarse internamente. Con tiempo y recursos finitos en Asturias éramos el mismo número de afiliados al principio y al final del pacto.

Imagino que si no hay representación parlamentaria cada partido siga por su cuenta. Pero si la apuesta sale bien ésto va a durar cuatro años, y hay que estar preparados para afrontarlos. Habrá decenas de reuniones a horas intempestivas en sitios remotos. En la medida de lo posible no dejéis a nadie solo, que haya siempre un apoyo, un refuerzo humano por encima de las cuestiones políticas.

El dinero. Equo no se endeuda, y eso es marca de distinción. ¿Va la coalición a pedir créditos para la campaña? Si es así, ¿cómo va a participar Equo? En Asturias IU ponía todo el dinero necesario, y a cambio también se llevaba todo el dinero de las subvenciones estatales por votos obtenidos.

En Asturias nuestros cargos electos donaban una buena cantidad de su sueldo al partido, tal y como venía establecido en el reglamento de Cargos Públicos. Equo también tiene un Decálogo del Cargo Público, pero no hace referencia al dinero. ¿Va a pedirse a quienes sean elegidos que contribuyan generosamente? Si va a ser así, que no quede lugar a dudas.

Mejor tener estos problemas por haber tenido éxito

Espero que este Frente Amplio les de alas a las compañeras gallegas, que les refuerce internamente y les permita alcanzar puestos de representación. Les deseo que tengan todos los problemas aquí señalados, porque mejor tener éxito electoral y sus problemas derivados que no tener ninguna de las dos cosas.

¿Cómo hacer a Urresti diputado?

¿Cómo hacer que Aitor Urresti, ingeniero industrial de 37 años, gane la confianza del electorado vasco para meterse en su Parlamento autonómico? Desde que fue elegido en primarias por afiliados y simpatizantes (busquen eso en otros partidos), esta es la gran pregunta para Equo Euskadi, y por la influencia positiva que tendría, también para el resto de Equo. Si puedes irte unos días a hacer campaña con ellas, te animo a que lo hagas, más aún si no has estado en Vitoria en la UniVerde. A Álava sólo le falta un diputado de Equo para hacer honores al título de Green Capital de Gasteiz.

Desde lejos hay que buscar otras formas de colaborar. Planteo aquí una: un análisis cuantitativo de las posibilidades de que los vascos le den el escaño a Aitor, basándome en el “embudo” de Equo. Esta herramienta es una adaptación de la utilizada en departamentos de ventas y en el análisis de tráfico web, para visualizar cómo los usuarios van vinculándose a un producto o marca.

He evaluado 4 parámetros: el grado de conocimiento de Equo Euskadi, el voto obtenido en las anteriores generales, el seguimiento en las redes sociales, y la afiliación y simpatizantes. Este embudo es un trabajo amateur, quien quiera echarle un ojo crítico y corregir tanto datos como enfoque es más que bienvenido.

– ¿Cuanta gente conoce a Equo en Euskadi? Según los estudios de las elecciones generales el conocimiento de la marca era entonces bajo, en torno al 20% antes de la campaña y al 30% después. Me quedo en la franja baja y considero que el 20% de los habitantes de Euskadi conocen Equo. Serían 440.000 355.058 personas, 64.000 51.483  de las cuales en Álava.

– ¿Cuanta gente vota a Equo en Euskadi? Aproximo usando los votos del 20-N: 15.351 (3.574 en Álava). Esto significa que el 3,5%  4,3% de las personas que conocen Equo, nos votan. En Álava el porcentaje es un poquito más alto, el 5,6% 6,9%. Simplificando mucho, habría que dar a conocer Equo a 100 personas en Vitoria para lograr 6 7 votos.

– ¿Cuanta gente sigue a Equo habitualmente? Como indicador uso las redes sociales: unas 5000 personas siguen a Equo Euskadi en Facebook y Twitter. Aquí hay varios puntos débiles en el análisis que analizaré en la post-data. El porcentaje de conversión sería significativo: el 33% de la gente que vota mantiene luego una relación estable con Equo.

– ¿Cuanta gente participa en el día a día? De momento poca, alrededor de 150 entre afiliados y simpatizantes implicados en Euskadi y una treintena en Álava. El máximo nivel de compromiso sólo lo adquieren el 3% de los seguidores.

El embudo de Equo Euskadi tendría esta pinta, con los datos de Álava entre paréntesis:

(Enlace al embudo en GoogleDocs, editable. Actualizado el 7/9 tras el comentario de Carmen)

Conclusiones para optimizar la campaña

De este embudo se pueden extraer varias ideas:

– Una estrategia que funcionaría: dar a conocer Equo. Influyen muchos otros factores, pero podemos simplificarlo: duplicar el número de gente que nos conoce duplicaría el número de votos. Ahora, hay que tener en cuenta que eso son 52.000 64.000 nuevas personas sólo en la provincia de Álava. Eso son casi 1.500 1.200 personas por día a contar desde hoy 7 de septiembre, 43 días antes de la jornada de reflexión. ¿Está la campaña de Equo diseñada para alcanzar a tanta gente? ¿Es posible hacerlo aplicando las 3 sugerencias de campaña de Europe Ecologie?

– Otra estrategia que funcionaría: convencer a la gente que ya conoce Equo para que nos voten. Mientras la propuesta anterior de darse a conocer se repite en muchos análisis, esta segunda queda minusvalorada, y creo que el embudo muestra que puede tener tanto valor como la anterior. Habría que buscar 3.500 nuevos votantes entre aquellas personas que ya conocen Equo. La cuestión es: ¿dónde están? Si sabemos donde están se puede realizar una campaña con un mensaje más focalizado. Aquí  encajarían las sugerencias de Europe Ecologie: temas concretos, lugares de interés, y grupos de opinión.

– Una estrategia que no funcionaría: centrarse en aumentar el seguimiento en las redes sociales. A la vista del embudo, la mayoría de los seguidores en las redes probablemente ya sean gente convencida o votantes, y no tendría sentido lanzarles mensajes que digan “vota”. Más bien, habría que lanzarles mensajes que digan “comparte“, para animarles a convertirse en altavoz hacia sus contactos, quienes a su vez quizá conozcan Equo y sean receptivos a un mensaje que les convenza para votar. El número de seguidores en las redes sería entonces un indicador de éxito: cuanto más crezca, mejor se estará haciendo la campaña, pero no hay que centrarse en hacerlo crecer. El “aprobado” en Álava se movería en torno a los 3.000 seguidores.

– Otra estrategia que no funcionaría: querer aumentar la afiliación. De manera análoga a los seguidores en las redes, el número de afiliados es más bien una consecuencia que una causa. Aunque puede ser cierto que cuantos más afiliados existan más capacidad de darse a conocer hay, también valdría con tener un buen número de simpatizantes y voluntarios haciendo campaña sin necesidad de que se afilien.

Post-data: El análisis de las redes sociales

Creo que este apartado es el más débil del análisis y merece una atención especial. Insisto, las críticas son bienvenidas.

En Euskadi hay unos 5000 seguidores sumando Facebook y Twitter, pero para que fuese un número válido habría que descontar: a quienes sigan tanto en Facebook como en Twitter, pues se repiten: a quienes no sean de Euskadi, para centrar el ámbito de la análisis; a quienes no sean votantes, porque el modelo presupone que las redes sociales son un subconjunto de los votantes. Querer calcular cuantos de esos 5.000 seguidores en las redes sociales son realmente votantes sería un brindis al sol sin tener más datos.

Además, en España sólo un tercio de la población usa Facebook. Si queremos que el número de seguidores de las redes sociales actúe como aproximación, tendríamos que multiplicarlo por 3. Y hay que tener en cuenta la variable demográfica: el tercio que usa redes sociales está mayoritariamente por debajo de 45 años, y habría que extenderla para cubrir todo nuestro electorado. Pero, ¿cuantos mayores de 45 años nos votan? De nuevo escasez de datos.

Lo ideal sería obtener la variable “gente que sigue de una forma u otra a Equo con cercanía en todo el espectro de edad”. A falta de datos, me quedo con el número de seguidores en las redes sociales como aproximación.

Otro modelo de partido es posible, pero… ¿qué modelo?

¿Pueden los actuales modelos de partido ser organizaciones eficientes en la sociedad de hoy? – Antoni Gutiérrez-Rubí

Antoni Gutiérrez-Rubí es asesor de comunicación política. A través de su blog, y Twitter analiza cómo, qué, cuando y por qué la gente que se dedica a la política transmite sus mensajes. Participó en la III Universidad Verde de Verano de Equo en el taller sobre Democracia Participativa (en la web se puede consultar su ponencia).

Repaso aquí otra presentación suya, creo que de gran interés para Equo como partido-red: “La nueva política: de los partidos a las redes“. El artículo en el que la explica se titula “Otro modelo de partido es posible“.

Antoni dice que el actual modelo de partido es “leninista“. Yo me pierdo con ese término, y lo traduzco por “anacrónico”. Lo comparo con las instituciones actuales: hijas de la sociedad industrial, pero no de la sociedad del conocimiento, obsoletas, a reformar. Hay también varias pistas para saber en qué tipo de partido no puede convertirse Equo. Un “partido tradicional” es: acomodado en la cultura analógica, centralizado, vertical, jerárquico, fiel, basado en repetir consignas.

Conclusión: la política representativa no es eficiente para resolver los problemas de la gente. Pero entonces, nosotras que estamos construyendo un partido, ¿cómo lo enfocamos? ¿qué hay que cambiar para que sea “nuevo”?

De militantes a activistas

El militante “tradicional” no participa en las decisiones relevantes del partido, porque no le dejan o porque no quiere. Es un militante de autobús: se sube y va a los mítines, agita banderas, y se coloca tras el candidato para decorar.

Un partido nuevo es un partido de activistas. No para dar propaganda o pegar carteles, sino para hacer política. Es gente activa pensando, opinando, y contribuyendo a construir el ideario del partido. No llenan una sala para escuchar a un líder sino que se sientan en círculo para escucharse todos a todos y decidir en conjunto.

En Equo tenemos que construir nuestro discurso entre todas. No vale subcontratar la dirección del partido a un pequeño grupo de elegidos, sino que hay que pensar como si cada uno fuese Equo en su totalidad. No seas militante “de cuota”: se activista “de neurona”.

De la casa a la causa

El partido tradicional requiere pleitesía, pues se ha convertido en el fin, y no en el medio: ponte alerta cuando oigas hablar de “el partido” por aquí y por allá. La “casa” que critica Antoni es la vez la “Casa del Pueblo” y su modelo de participación, y la casa como la frontera: de aquí para dentro afiliados, de aquí para fuera el resto.

Un partido nuevo es poroso, sin muros, que se deja llevar por las causas. ¿Nos interesa promover las renovables? Pues menos samba y más entrar en cooperativas, dar formación, cambiar tu tarifa a una verde, encadenarte a Cofrentes. ¿Eso no es lo que se espera que ocurra en un partido? Pues precisamente. Un partido nuevo es un actor más del movimiento social. No necesariamente el más importante, pero sí tiene una particularidad: es el que luego se va a presentar a las elecciones.

De las sedes a las redes

Antoni reconoce que el choque entre la pirámide y la red es duro e inevitable, y también inaplazable. El modelo del pasado vive del organigrama, del cargo, de tener una mayoría en una Ejecutiva. Se basa en la existencia de un “aparato” y en su control.

Pero el modelo piramidal está muerto. Si tu eres una activista de neurona, no aceptarás otra relación con otros activistas que no sea de igual a igual. El habitante de la Sociedad Red no se diluye en una organización, sino que establecen conexiones con otras neuronas en múltiples ámbitos. No milita sino que teje la red.

La tecnología da alas a esta relación empoderada. Por eso dice Antoni que “hay que reconvertir toda la organización para que lo digital sea lo natural, no lo accesorio o complementario“. No vale poner un foro en Internet para charlar como si estuviésemos en un bar: ha de ser una herramienta de deliberación y toma de decisiones. Hay que aprovechar la potencia de una herramienta que no te exige estar a una hora en un sitio determinado para poder participar, que te permite trabajar con gente que tiene diferentes compromisos, horarios y agendas sin necesidad de un control centralizado.

Y junto a la red, la movilidad. Equo debería de ser pionero y sacar la “aplicación de la Equomunidad para Android y iPhone”, para permitirte opinar, votar, y participar plenamente en política allá donde estés.

De las consignas a las ideas

Ideas, Font, y siempre nuevas“, me dijo Manuel Cabaleiro a mis 18 años y ya no se me olvidó más.

Las ideas en un partido tradicional vienen de dentro. Y de arriba, que piensen los de arriba que para eso hemos delegado en ellos. Si te paras a contar el número de personas que piensan en un partido tradicional, te salen muy pocas.

Las mejores ideas probablemente no las tengamos en Equo. Pero fuera hay gente que piensa mucho y bien. Asumamos lo que dice Antoni: “hay más ideas fuera que dentro“, y lleguemos a esas ideas conectando con los nodos necesarios. En vez de perseguir una organización grande, creemos una porosa, donde la gente pueda entrar a contarnos sus ideas. “Fulanito, tu que eres experto en X, ¿por qué no te pasas por la Equomunidad/asamblea y nos hablas de ese tema?”

De los ritos a las experiencias

¿Qué es un rito? Cualquier actividad política de la que te apetezca salir corriendo por cansina, cualquier protocolo, cualquier cosa que te haga bostezar.

¿Qué es una experiencia? La que te apetece repetir el año que viene. La que te permite participar en su construcción, la que te deja reirte y festejar, la que te divierte y te deja con la sensación de haber empleado bien tu tiempo (como por ejemplo la UniVerde, en Vitoria del 31 de agosto al 2 de septiembre).

De los delegados a los votos

Vota. Espera 1460 días. Vuelve a votar. Entre elección y elección, tu voto o bien se ha perdido en el sistema electoral, o bien va a darle fuerza a un representante que no sabe ni que existes. Quizá ni siquiera querías votarle pero lo has hecho para evitar que saliera otro.

Antoni cree que “la gente quiere opinar y ser decisiva cada día“, y que no van a esperar. Y de hecho no lo están haciendo, hoy en día el ciudadano se ha emancipado de las organizaciones políticas, sean partidos o sindicatos, y hace política al margen de las mismas. “Los partidos han perdido el privilegio de la acción política.”

Si la gente puede hacer política por sí misma, no hacen falta delegados. Si puedo representarme a mí mismo, no quiero delegar mi voto salvo que sea imprescindible. No quiero subcontratar con nadie mi representación, quiero ejercerla yo en todo momento.

La inteligencia de las multitudes

¿Por qué elige Equo en primarias abiertas? Democracia pura y dura, sí, pero también inteligencia colectiva. Reconocemos que no hay un sanedrín iluminado sobre los mejores candidatos, sino que nos acercaremos más a lo correcto cuantas más personas seamos pensando y votando. Cuantos más pensemos, más inteligentes seremos en conjunto.

Resumiendo lo que sería un partido “nuevo”: estaría formado por activistas políticos “de neurona”, implicados en causas concretas, relacionados de igual a igual, en una organización porosa, festiva, con participación directa. Y con la Equomunidad en el móvil.

Una estrategia de crecimiento para EQUO

Queremos que Equo crezca en todos los niveles: más afiliadas que contribuyan económicamente, más simpatizantes que aporten sus ideas, más amigos que difundan lo que hacemos. Así seremos más fuertes, más populares, obtendremos más votos. Avanzando en todas las líneas podremos contribuir a cambiar el mundo a base de democratizarlo y hacerlo sostenible y solidario.

Hasta ahora hemos promovido la afiliación para el Congreso, pero no tenemos estrategia de expansión. Sí, queremos pasar de 1.500 afiliados a 6.000, o ¿por qué no? a 25.000, pero no está claro cómo. Si partimos de la base de que apenas nos conoce el 20% de la gente, bastaría con darse a conocer a toda la población para subir como mínimo a 7.500. Fácil, ¿no? Antes de asegurarlo, veamos qué datos tenemos.

El embudo de EQUO

En la gestión empresarial existe el concepto de “embudo de ventas”, que muestra las diferentes fases por las que atraviesa un potencial cliente. Lo primero es dar a conocer el producto a mucha gente, luego un porcentaje desarrolla un interés, una parte llegan a evaluarlo, algunos lo usan por primera vez, y finalmente un grupo más reducido se convierten en clientes habituales.

He dibujado un embudo similar con cuatro categorías: gente que conoce Equo, gente que nos sigue en las redes sociales, gente que participa en la Equomunidad, y finalmente gente que se afilia. Este gráfico recoge los datos existentes:

Tabla de conversión de EQUOSurgen dos preguntas relacionadas: ¿cómo conseguimos aumentar el número de gente en cada nivel? y ¿cómo conseguimos que más gente pase de un nivel al siguiente? En función de estos datos, creo que es posible cuestionar la idea habitual de que más gente se sumará a Equo sólo por el hecho de conocernos. Cabe pensar también que dentro de nuestro electorado potencial (ese 5% que se declaran ecologistas en las encuestas) probablemente ya seamos conocidos.

Sería por tanto más efectivo investigar cómo podemos aumentar las tasas de conversión entre la gente que ya nos conoce: ver cómo podemos hacer nuestra oferta más atractiva.

¿Con quién crecer?

Retomando una de las ideas de campaña de Europe Ecologie, en vez de lanzarnos a buscar afiliados en general, es más efectivo hacer una búsqueda por nichos. Veamos qué tipo de gente ha entrado en Equo y por dónde podemos continuar buscando.

– Para poder crecer lo primero es no decrecer, y por tanto un primer grupo serían aquellas personas que se están dando de baja. Hay quien no ha encontrado su sitio y se va, es algo normal en la consolidación de una organización. Otros entraron a molestar y se van cuando nadie les hace ya caso. Pero hay gente que se está yendo por otras razones más importantes: falta de coherencia del discurso con la práctica, falta de radicalidad en el discurso, o por no encontrar el tipo de partido que esperaban cuando entraron. Creo que es importante analizar estos factores preguntándole a la gente que se ha ido.

– Un grupo relevante dentro de Equo son aquellos que nunca antes habían participado en política. Probablemente sea el primer nicho del que saquemos más integrantes y sea un paso sociológico hacia el 30% del electorado que se abstiene. Sería importante analizar por qué vinieron, qué mensaje les convenció, y replicarlo para seguir atrayendo a “votantes en busca de un partido”.

– Otra gente se ha dado de baja de otros partidos tradicionales para venir a Equo. ¿Qué les ha llevado a dar ese paso? Encuestándoles y obteniendo esa información tendremos pistas para que quizá otros sigan el mismo camino.

– Somos un partido de causas, que son también nichos. Hay internautas, agricultores ecológicos, madres que dan el pecho, empresarios, neorrurales… hay un gran número de personas involucradas en aspectos coherentes con el ideario de Equo que podrían estar interesadas en hacer política participativa con nosotras.

– No todos los miembros de los partidos verdes se han integrado en Equo, algunos que antes eran afiliados ahora prefieren mantnerse como simpatizantes ¿por qué? Es importante también conocer sus razones, pues son candidatos claros para afiliarse.

– Con las iniciativas ciudadanas. Hay una serie de partidos independientes que luchan en política por la transparencia, la buena gestión, el medio ambiente. ¿Podrían acercarse a Equo? Ya lo han hecho Electores de Alhaurín de la Torre y la Iniciativa Vecinal Independiente de Alcorcón. Hay que tener también en cuenta que estos movimientos consideran clave para su funcionamiento, y lo tienen a mucha honra, el ser independientes de cualquier otro partido político. Una posible estrategia en este ámbito podría pasar por integrar a los miembros del partido en los grupos y en el trabajo de Equo a nivel estatal y autonómico.

¿Dónde crecer?

Equo está presente en casi todas las provincias, pero tiene más dificultades en aquellas con menos población. Para un partido estatal no es rentable en términos electorales hacer un esfuerzo allí donde sería necesario el 15% del voto para poder elegir diputados, salvo cuando se tienen en cuenta las europeas, con circunscripción única. Sin embargo, en un partido volcado hacia las personas y no hacia los escaños, merece hacer el esfuerzo allí donde haya gente, independientemente de su valor electoral.

Una estrategia de crecimiento efectiva podría apoyarse en el trabajo municipal. Ya tenemos un ejemplo exitoso, el de Los Verdes en Segovia. Hay una decena de concejales ecologistas cuyo punto en común es que han sido elegidos en pueblos pequeños amenazados por un gran problema medioambiental. Una estrategia parecida podría funcionar en otras provincias con poca población.

De la misma manera se pueden buscar otros nichos de voto, y apostar por ellos. Euskadi es un buen ejemplo de ello. Álava tuvo un alto porcentaje de voto verde en relación con el resto del Estado, y apoyarles realizando la UniVerde en Vitoria-Gasteiz servirá para reforzarles de cara a las elecciones vascas.

Análogamente a como buscamos iniciativas ecologistas, podemos buscar también movimientos “democratizadores”, y sitios donde se pueda apostar por candidaturas que tengan por bandera reivindicaciones del estilo de los presupuestos participativos.

El último complemento es el discurso estatal. Siendo coherente con las acciones realizadas se puede llegar a otro tipo de público, como está ocurriendo. Gente que tiene más interés en el ámbito estatal que en el local. Nuestro modelo de funcionamiento los debe de poder acoger a todos.

¿Qué puede ofrecer Equo que no ofrecen otras alternativas de política ciudadana?

Los partidos ya no tienen el monopolio de la acción política. Un ciudadano puede hacer política bien por sí mismo, bien con otras organizaciones que buscan influir en la sociedad y en la toma de decisiones. Es en ese marco en el que un partido tiene que presentar su valor añadido para que la gente se una.

En el caso de Equo uno de esos valores es la visión europea, con la vinculación de Equo al proyecto verde europeo. No tenemos representación propia en el europarlamento todavía, pero los 58 eurodiputados del grupo VERDES/ALE (46 contando sólo los ecologistas), son en cierta medida nuestros también. Si enlazamos con ellos, siguiendo su trabajo y haciéndoles llegar propuestas, estaremos aportando a Equo un activo diferenciador.

Otro de los valores añadidos puede ser la flexibilidad a la hora de participar. Tu puedes venir y participar hasta donde te quieras comprometer, sin que exista la obligatoriedad de afiliarse. Esa obligatoriedad es una de las barreras que los partidos ponen a los ciudadanos para la participación política, y no debería de ser así. Si participas en una ONG por ejemplo de cooperación internacional, y te interesa saber qué hacemos en el grupo de trabajo respectivo de Equo, te metes en la Equomunidad, te implicas hasta donde quieras, y quizá mañana te interese afiliarte.

La organización ha de ser “porosa”, la gente puede entrar y salir. El simpatizante de hoy es el afiliado de mañana, si ve que sus opiniones cuentan, que su voz se escucha como una más, opinando en función de las ideas de cada uno y por “por ser vos quien sois”. No tienes que trepar a ninguna estructura para que se oiga tu voz, eres uno más, una persona, un voto más, igual que los demás.

Para aprovechar los nichos y aumentar nuestros índices de conversión, necesitamos crear un entorno en el que la gente pueda sentirse parte del proyecto. Teníamos los grupos de trabajo a buen (mejorable) rendimiento en la redacción del programa, con un flujo continuo de gente apuntándose a la Equomunidad. Hoy en día la tenemos en reformas, a la mayor parte de los coordinadores dimitidos y sin recambio: una herramienta estupenda aún paralizada. Porque Equo puede ofrecer una plataforma para cambiar el mundo. Los grupos de trabajo pueden ser el germen de movimientos, de acciones concretas, de elementos de participación. La clave es ser útiles a una sociedad movilizada.