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Lo que es común lo decidimos en común

De primeras parece obvio: lo de que es de todas lo gestionamos todas juntas. Pero creo que no lo estamos practicando bien. En ocasiones decidimos cosas comunes por separado y probablemente no nos demos ni cuenta.

Un suponer: acudo a la asamblea de Equo Asturias con otras 60 personas para hablar de política energética. Decidimos que el déficit tarifario debe desaparecer paulatinamente en 5 años. 2 compañeras muy implicadas en el sector nos explican que esta medida beneficiaría a las renovables. Al día siguiente salimos en prensa con la propuesta y nos felicitan, por ser valientes.

Al mismo tiempo, la gente de Equo en Zamora discute el mismo tema. Son 30 personas, sin expertos en energía, pero con sensibilidad ante las dificultades económicas de las familias frente los crecientes precios de la electricidad. Creen que hay que mantener el precio bajo por encima de todo, pese al déficit. Sacan una nota de prensa y les felicitan, por ser sensibles.

Situación: 2 asambleas de Equo con 2 posicionamientos válidos, apoyados por su entorno, pero opuestos. Y si hay más asambleas y características locales diferentes, más posicionamientos habrá. ¿Hasta aquí parece todo normal?

El error: fijar un ámbito de decisión inapropiado

En mi opinión el error está en posicionarse sobre un tema estatal en una asamblea territorial. Si el tema (la política energética estatal) nos concierne a todas, el ámbito de decisión debería de ser todo Equo en conjunto, y no cada asamblea de forma parcial. Si el debate fuese sobre política energética territorial, entonces sí, estaríamos en el ámbito adecuado.

El funcionamiento parcial nos aboca a la democracia representativa. Armonizar múltiples opiniones territoriales para así encontrar la opinión estatal requiere nombrar representantes y negociaciones entre ellos. La decisión ya no se tomará en base a los expertos en energía o a la preocupación por la economía familiar, sino en base al peso relativo de cada territorio: tantos afiliados tenemos, tanto pesan nuestros argumentos.

El caso presentado sobre política energética es ficticio, pero ya se han dado otros ejemplos análogos:

  • Equo territorial de la comunidad X pide al gobierno estatal soluciones para la crisis de vivienda. ¿No debería de hacerlo Equo estatal?
  • Equo en la comunidad Y opina a favor de sumarse a una convocatoria de Huelga General. ¿Podría darse el caso de que unas asambleas apoyasen y otras no?
  • Equo de la provincia Z se suma a una Plataforma contra la crisis que agrupa a varios colectivos de la provincia. Esta Plataforma decide mantener su autonomía con respecto a otras Plataformas similares en otras provincias. ¿Para poder tener su propia opinión sobre temas estatales?

La alternativa: una estructura horizontal estatal

Equo ya tiene herramientas funcionando que solucionan esta situación, que proporcionan una solución más horizontal, con menos intermediarios, y promueven la participación de toda aquella persona que lo desee.

En el ejemplo presentado sería el grupo de trabajo de Energía, de carácter estatal, el encargado de discutir el tema y ofrecer un posicionamiento. En este grupo estarían todos los interesados en Energía de todos los territorios, así como todos los expertos, independientemente del territorio al que pertenezcan.

Es importante que todos los territorios estén bien representados en los grupos. Probablemente al hablar de política pesquera se escuchará más a la gente de Galicia, en los asuntos mineros a la de Asturias y otros territorios mineros, en política de paz a la gente de Euskadi. Pero la óptica y la lógica del debate son estatales, y no territoriales. No es un “qué hay de lo mío”, sino un “qué hay de lo nuestro”.

La autonomía de los territorios

Este planteamiento tiene un corolario interesante. Si lo que nos concierne a todos lo decidimos entre todos, cuando hablamos de política energética en Asturias, ¿quien decide? Pues Equo Asturias, de forma independiente.

Es decir, es un modelo que favorece una independencia muy alta de las asambleas territoriales en su ámbito. La política energética de apoyo a la energía eólica la decidimos a nivel estatal. Ahora, si la cuestión es que se instale otro parque eólico en plena sierra del Sueve y urbanizar de paso medio monte, pues será en Asturias donde decidiremos si estamos de acuerdo o no.

Este modelo choca con ideas aprendidas

Nuestra asamblea territorial no debería de tener opinión sobre todos los ámbitos. Esta frase choca con ideas que he aprendido: me obliga a desaprender algunas. ¿Cómo es posible coartar la capacidad de opinión de una asamblea? ¡Deberíamos de poder opinar de todo!

Si choca con lo que tengo en mente es porque considero que mi asamblea territorial es mi única vía de opinión decisión ¡no puedo cortarla! Pero tengo que darme cuenta de que los grupos de trabajo estatales me abren precisamente más vías de opinión decisión, y las colocan en el ámbito adecuado (el estatal) y con los compañeros de debate adecuados (todos los interesados por la política energética de Equo).

Se limita por tanto el ámbito de opinión decisión de la asamblea territorial, pero se mejoran las posibilidades de opinión decisión de las personas individuales:

  • Quiero tomar una decisión sobre la política asturiana: voy a Equo Asturias
  • Quiero tomar una decisión estatal sobre política energética: voy al grupo estatal de Energía
  • Quiero tomar una decisión sobre política energética en Asturias: voy al grupo territorial sobre Energía, si existe.

El resultado es una mejor organización y mayor eficiencia a la hora de canalizar opiniones y tomar decisiones en conjunto.

Llevar la discusión a un grupo temático hace que el debate se base en los aspectos concretos. Si se mantuviese dentro de un grupo territorial, el debate estaría más centrado en la dinámica inter-territorial. Por tanto, delimitar los ámbitos de actuación de las asambleas ayuda a construir una organización basada en las personas.

¿Qué Equo quieren en Málaga?: criterios para los grupos de trabajo

Hice el trayecto Alicante – Málaga en coche, entre paneles que decían “Ola de frío”, y campos nevados en la sierra de Baza a dos grados y medio bajo cero. En Málaga me esperaban conocidos como Paco Soler, y otros a quienes vería por primera vez después de habernos tratado mucho por correo, como Irix Zafra, organizador y moderador de la charla.

¿Cómo habían llegado hasta Equo las 25 personas que estábamos en la sede de “Electores”, en Alhaurín de la Torre? Había una diversidad de gentes y de ideas: una tercera parte provenía de anteriores partidos verdes, o del propio Electores; varios veían a Equo como la vía de reacción necesaria a la situación actual, con un mensaje convincente y la oportunidad de hacer algo que valiese la pena; otros se definían como ciudadanos críticos a la espera de tener más información para definirse con respecto a Equo.

Una de las primeras cuestiones fue la falta de información sobre lo que la mesa de coordinación provincial trata. Ante esta situación, se planteó en la reunión el concepto de “mesa ampliada o extendida“, porque “quien quiera venir a las reuniones presenciales de la mesa puede hacerlo, y de hecho hay gente que ya lo hace“. ¿Y por qué no estar en la lista de correo de la mesa?, se preguntaba. “Pues… ¿y por qué no?“. Este mismo modelo de mesa ampliada está funcionando en otros Equos territoriales, y también funcionó en Los Verdes de Asturias antes de la era Equo. Es una estructura interesante para que todo aquel que quiera estar enterado del día a día, pueda hacerlo.

Otro debate fue el de presencia física vs. presencia virtual, con opiniones como las siguientes: “Queremos usar la Equomunidad en el móvil“, y también “Estoy todo el día en el campo, y en el tiempo libre no quiero usar el correo electrónico, prefiero delegar“. Gerardo Galán, miembro de la mesa provincial de Equo Málaga, hizo una intervención apasionada “Equo tiene que influir en la sociedad, ser parte de ella, tenemos que apoyar a las plataformas y movimientos ciudadanos y estar ahí con ellas físicamente, ¡yo en mi pueblo hago política!

La gente tenía claro que quería un partido horizontal, pero, ¿bajo qué criterios hay que funcionar para serlo? Entre las ideas que fueron saliendo: poder participar con la mayor libertad; poder asistir desde casa; acceder a las ideas de los demás y dar las propias; que todo el mundo que quiera participar, pueda.

A partir de esta última idea, se pueden encajar las ideas que se propusieron sobre el trabajo político en los grupos, y plasmarlas en un resumen de los criterios generales de un grupo de trabajo:

  • Que toda aquella persona que quiera participar, pueda.
  • Eso no significa que todas las personas traten todos los temas, sino que cada uno participa en lo que prefiere, y en los otros temas se confía en el grupo (confianza de todos a todos)
  • Gestionar la dinámica de un grupo es compleja, es necesario que exista una coordinación.
  • Para mejorar los análisis y las decisiones, es necesario integrar en los grupos a expertos y especialistas.
  • Habrá temas que puedan ser tocados por varios grupos. Es importante que exista una transversalidad entre ellos.

Otro tema lo mencionó Juan Manuel Mancebo, concejal en Alahurín de la Torre por Electores, y candidato también a formar parte de la Comisión Gestora . Seguramente sea de utilidad para todas las personas que ocupen un cargo de representación pública: ¿qué necesitaría de Equo un concejal?:

  • Acceso a especialistas que le puedan asesorar en todas las temáticas.
  • Una estructura que le ponga en contacto con la base para orientar su postura y votos en el pleno.
  • Que existan órganos de decisión/coordinación para filtrar las decisiones, que no reciba sólo un listado de opiniones sino una opinión colectiva formada.
  • Que pueda recibir un feedback también desde fuera de la organización.
  • Poder devolver la confianza no ya al partido, sino directamente al elector

La gente de Equo Málaga está empezando a organizarse internamente, y vería interesante tener unos criterios básicos para hacerlo. Esta misma petición sobre criterios de organización surgió en todos los territorios que visité.

Tras la reunión, cañas y tapas. Al irme a dormir me di cuenta de que había calculado mal el trayecto Málaga – Sevilla, y que me quedaban 5 horas para dormir. Iba quedando claro que en este viaje dormir era cosa de cobardes…

¿Qué modelo de partido para Equo?

A raíz de la presentación de mi candidatura, recibo a través de la Equomunidad dos preguntas relacionadas:

Rubén Ferrer: ¿Consideras que Equo debe de ser un proyecto único en todo el estado español o debemos admitir excepciones en territorios?

 

Juan Cappelletti: ¿Qué modelo de partido crees que debe tener EQUO? ¿un partido estatal de caracter federal? ¿Un partido centralista? ¿o un modelo confederal como el que propugnan los partidos de Iniciativa?

 

 

Mi respuesta breve sería: una única organización estatal, con mucha independencia territorial, y tratando entre todos lo que es de todos.

Este debate sobre el modelo de partido ha sido tradicionalmente un quebradero de cabeza para Los Verdes, que pasaron de ser un partido estatal, a ser una confederación de partidos autonómicos. Creo que el debate “federal vs confederal” está todavía viciado, le falta una buena definición semántica porque no está claro qué significa cada término, y como resultado he visto a gente defender exactamente las mismas ideas, cada uno desde una etiqueta contraria.

Por eso no creo que el dilema “federal vs confederal” sea el más adecuado para exponer mis ideas, y prefiero salirme del cuadro y plantear los principios de funcionamiento que considero interesantes, y luego ya el lector pondrá las etiquetas que considere oportuno, si quiere.

El objetivo es configurar un modelo donde las personas individuales estén en el centro del proceso, donde se respete el principio “1 persona = 1 voto“, y donde se facilite la participación de la gente en la elaboración de posiciones políticas. Desde mi punto de vista, esto se construye de la siguiente manera:

Una única organización en todo el estado

Considero que Equo debe ser un partido único en toda España. Todas las personas que formásemos parte del mismo deberíamos pagar cuotas a la misma entidad administrativa y contribuir al desarrollo de un único discurso político para el ámbito estatal.

No comparto por tanto la idea de crear por ejemplo “Equo Asturias” como entidad diferenciada de Equo, aunque luego se asocie.

Sí que comparto las preocupaciones que habría detrás de esa propuesta, que serían, por simplificar: “que no decidan en Madrid lo que tenemos que hacer o pensar en Asturias”. Mi modelo de partido es único, pero no es centralista. Defiendo la autonomía local, pero creo que defenderla creando un partido propio no sólo no soluciona problemas, sino que introduce otros nuevos.

Asambleas territoriales con mucha independencia

Creo que las asambleas han de tener un elevado grado de independencia. La organización estatal sirve para proporcionar un marco de actuación, y luego quien ha de convertirlo en algo concreto son quienes conocen el territorio, que contarían con el apoyo del resto de la organización.

Por ejemplo y por tocar un tema espinoso: las ayudas al carbón en Asturias. El marco ideológico ecologista de Equo define una postura contraria a seguir metiendo dinero público en el carbón. Pero son los asturianos los que más saben sobre qué políticas alternativas hay que implantar para reducir el impacto social y para ofrecer una salida mejor a las cuencas mineras basada en el empleo verde.

La organización estatal se encarga de definir la postura contraria al carbón y favorable al empleo verde, y la organización territorial de decir cómo mejor aplicar esas políticas, y ambos ámbitos, estatal y territorial, trabajan en la misma dirección.

Lo que es de todos, lo tratamos entre todos.

Por ejemplo: los temas asturianos, los decidimos entre todos los asturianos, y los temas estatales, los decidimos entre todos los participantes de Equo en España. Aunque esto pueda parecer una idea básica, en la práctica no suele ser así.

Un ejemplo que considero de mala aplicación: supongamos un tema estatal como las ayudas a las renovables. En la Asamblea de Equo en Asturias se consensuaría una posición crítica, y en otro territorio de España se llegaría a una posición más favorable. ¿Cual sería la opinión de Equo como entidad estatal? Para llegar a ella, los delegados de los territorios se pondrían de acuerdo en un nuevo texto.

¿Qué considero que tiene de malo este modelo?

– Refleja una organización basada en las asambleas, y no basada en las personas. Equo se define como un partido de personas, y no de organizaciones, y deberían de ser las personas quienes se pusieran de acuerdo.

– No se respeta el principio “1 persona = 1 voto”. Aunque tu tengas una postura favorable, si la mayoría de tu asamblea tiene una posición crítica, tu voto se perderá. Los delegados de tu Asamblea, cuando negocien con los otros delegados, llevarán la posición mayoritaria de la asamblea, dejando la tuya de lado.

– Se establece un nivel intermedio de jerarquía, lo que redunda en una menor horizontalidad. Ya no todo el mundo está al mismo nivel, sino que los delegados son quienes tienen la potestad de tomar una decisión por encima del resto de afiliados.

– No se divide el trabajo. Toda la Asamblea de Asturias opina sobre todos los temas, en vez de tener a gente especializada siguiéndolos con más detenimiento.

¿Cual sería en mi opinión la vía adecuada?

Este principio “lo de todos entre todos” ya se aplica en las primarias de Equo. A diferencia de otros partidos, el candidato es elegido siempre por su asamblea. Si es el candidato provincial, es la asamblea provincial la que hace primarias. Si es el candidato estatal, en vez de establecer un sistema de delegación de voto en el que cada asamblea territorial elige a su candidato y luego negocian entre asambleas, se establecen primarias en igualdad de condiciones para todos los que formamos Equo.

En el caso anterior de las renovables, la opinión de Equo estatal vendría dada por el conjunto de los afiliados. ¿Cómo organizarlo? Derivando el tema al grupo de trabajo sobre Energía, en el que participan todas aquellas personas de todos los territorios interesadas en el tema, y que lanzará una propuesta de posicionamiento.

Este modelo permite optimizar el tiempo de los participantes, que ya no tienen que tratar de todos los temas sino de sus preferidos. Mejora también el nivel del debate, que puede hacerse más profundo. Permite que los votos individuales afecten a la propuesta del grupo, y ponen a las personas en el centro del modelo, siendo ellas a nivel individual quienes discuten los temas, y no las organizaciones.

Todavía faltaría un elemento para mejorar el sistema: una buena implementación de la transversalidad, de forma que en los temas que se compartan entre varios grupos temáticos diferentes los acuerdos se produzcan durante el proceso de debate entre los participantes, y no al final del mismo.

En resumen

Una única organización estatal, con mucha independencia territorial, y tratando entre todos lo que es de todos: ese es mi modelo de partido.