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Entendiendo Equo en el contexto de las redes sociales (y II)

En una entrada anterior comentaba el texto de Ismael Peña-López trazando paralelismos con Equo en lo relativo a las ventajas de los medios sociales para hacer política. En este texto voy a repasar la segunda parte del artículo en la que se plantean los retos a superar para mejorar el uso de estas herramientas.

La inmediatez, virtud y defecto

El primer gran reto de los medios sociales es, paradójicamente, su inmediatez. A menudo identificamos el ejercicio de la democracia con el sufragio. Sin embargo, una buena democracia se caracteriza por un acceso a la información, cuidar la fase de deliberación, negociar las preferencias, votar y rendir cuentas. Los medios sociales están demostrando ser buenos instrumentos para lo inmediato, pero todavía están verdes para lo reposado, para la deliberación (aunque hay ya buenos ejemplos, creo que no tenemos aún un “protocolo estandarizado”). Lo urgente prevalece sobre lo importante, y resulta difícil distinguir qué es lo relevante ante tal aluvión de opiniones, propuestas y llamadas a la movilización.

La frase “buenos para lo inmediato, aún verdes para la deliberación” podría encajar bien con el proceso de creación del programa electoral estatal en la Equomunidad. Ha sido una buena herramienta para gestionar el impulso y caudal participativo de la gente en un proceso rápido, pero si el debate se quiere sostener en el tiempo de forma reposada, el formato que ofrece la Equomunidad revela algunas carencias. Tampoco tiene Equo todavía un proceso claro de deliberación, preferencias, voto y rendición de cuentas.

¿Cómo encontrar un proceso de deliberación adecuado? La Equomunidad tiene que permitir debatir de forma ágil, y llegar a consensos para fijar una posición colectiva. Esto se ha conseguido en muchos casos, gracias no a la herramienta en sí, sino a la labor de los coordinadores de síntesis de los debates, extracción de ideas, replanteamiento de debates y propuestas de consenso. Ha sido más la parte humana que la parte tecnológica (y esto no debería de resultar una sorpresa).

Una de las herramientas que incorpora la Equomunidad es un wiki. Mucha gente lo ha utilizado como lo que es, un espacio de creación común, mientras que otros lo han usado, equivocadamente a mi entender, como un espacio de deliberación. El wiki es una estructura muy novedosa dentro de la creación política, y para lograr un buen uso del mismo hay que asignarle una función específica dentro del proceso y que la gente se acostumbre a utilizarlo.

Desde mi punto de vista, una de las enseñanzas para la construcción futura de la Equomunidad es la necesidad de encontrar ese proceso de deliberación, con unos pasos determinados, un calendario de actuaciones, que defina un momento para las reuniones presenciales y otro para las deliberaciones online, que facilite llegar a una posición colectiva, y que permita luego pedir cuentas a quienes hayan implementado esa posición.

Probablemente gran parte de esta funcionalidad esté por analizar, y por construir. De momento ni Twitter ni Facebook ni otra red existente pueden ser de ayuda en el corto plazo. La Equomunidad, en cambio, con todas las posibilidades abiertas para ser una herramienta “a la carta”, sí que puede.

La falta de un sistema de reputación

Un segundo problema presentado en el artículo es el siguiente:

… determinadas instituciones (partidos, organizaciones, medios de comunicación) marcaban la agenda identificando los temas relevantes, así como diseñaban los procedimientos para decidir sobre ellos. Y estas instituciones tenían la legitimidad porque, entre otras cosas, representaban la mejor forma de hacer lo que hacían: mediar entre la información y los ciudadanos posibilitando la comunicación. Los medios sociales suponen la obsolescencia de muchas instituciones, pero no han proporcionado todavía un sistema de reputación válido para substituirlas. La mayoría de los llamados sistemas de reputación de los medios sociales son meras agregaciones de variables cuantitativas.

Un partido político, ¿es una estructura obsoleta? A falta de un análisis detallado, en mi opinión el partido político “tradicional” sí que es una estructura obsoleta. Lo es entre otras razones porque no permite la participación política activa salvo en el marco ideológico estricto que el partido define. Tu puedes ser todo lo “amarillo” (por poner un color) que quieras, que si no encajas con la ideología exacta que marca el Partido Amarillo, tus aportaciones caerán en saco roto. Una estructura más moderna permitiría la interrelación entre personas que no tuviesen que pensar exactamente igual en todos los temas, pero que podrían actuar conjuntamente en los que sí estuviesen de acuerdo, dentro de un marco ideológico más amplio.

¿Han convertido los medios sociales a los partidos en obsoletos? A mi juicio no es que los hayan convertido, porque ya lo estaban, sino que han ayudado a poner de relieve que están obsoletos. Gracias a los medios sociales se ha diversificado tanto la opinión, que ahora se ve que no tiene sentido mantener un partido político con unas ideas fijas, sino que es más lógico tener un “espacio político” donde cada uno piense como quiera dentro de un marco común, se respete la acción individual, la gente se relacione en red, y se creen acciones en torno a proyectos concretos.

Como nota al margen, de este planteamiento se deduce que la “disciplina de partido” es una rémora del pasado.

Peña-López busca un sistema de reputación válido para sustituir al partido. Me surge la duda: ¿no estamos hablando de dos cosas distintas? Una sería el nuevo tipo organización que sustituyera al partido, y otra el sistema de reputación dentro de la nueva organización.

Si se trata de lo primero, una nueva organización podría ser el “partido-red”.

Si se trata de la reputación, se trataría de encontrar un sistema de valoración de los miembros de la comunidad. ¿Podría funcionar un sistema similar al de Stack Overflow del que hablábamos hace unos días?

Y una última idea: ahora mismo dentro de un medio social no se puede establecer un sistema de votación ni una “asamblea general”, cuando el único elemento que tenemos para juzgar el éxito de una propuesta son los “+1” y el concepto de “Trending Topic”, para el que ni siquiera sabemos el algoritmo. Lo que no quita para que mañana alguien cree una aplicación llamada TwittAssembly que gestione opiniones conjuntas en base a contar diferentes hashtags: “@Rafa_Font: Mi voto en la #Asamblea_EQUO es para la #opcion1 es #si.”

¿Debe la actividad que traen los medios sociales afectar a un creciente número de decisiones?

@Ictlogist acaba el artículo con unas palabras que considero aplicables punto por punto a Equo:

Volvamos ahora a la pregunta implícita del artículo original: ¿debería la actividad vehiculada por los medios sociales afectar a un creciente número de decisiones empresariales, editoriales y políticas?

Y la respuesta es, necesariamente, y por qué no. Utilicemos los medios sociales para ser ciudadanos más eficaces y más eficientes, sin olvidar los riesgos y puntos oscuros que la participación democrática por estas vías todavía no ha resuelto.

Esta es también mi opinión al respecto del uso de los medios sociales en política. Nos convierte en participantes más eficaces, más eficientes, abre puertas que no eran posibles hace unos años, permite mayor y mejor participación. Equo ya ha nacido en la ola de los medios sociales, y sus asambleas territoriales aprovechan esa fuerza. Por poner un ejemplo, @EquoAndalucía en apenas una semana de existencia ha narrado los resultados de las primarias, recopilado dos centenares de seguidores, enlazado la rueda de prensa del candidato, radiado la reunión de su Mesa, e invitado a participar abiertamente a la gente en la redacción del programa electoral a través de la Equomunidad. ¿Por qué no?

Mientras tanto, hemos de ser conscientes de lo incompleto del medio, de los puntos débiles señalados, y trabajar para solucionarlos con nuevas ideas, siendo conscientes de que el camino que exploramos es nuevo, que estamos inventando el presente.

A modo de conclusión:

Los “pros”:
– La Equomunidad es un espacio, y no un ente.
– Con las redes sociales se democratiza la creación de opinión
– Más política en las redes sociales es sinónimo de democracia de más calidad
– Con las redes sociales es más fácil “pensar globalmente, actuar localmente”

Los “peros”:
– La Equomunidad debe mejorar su capacidad para permitir debatir y consensuar posiciones.
– Es necesario trabajar en un modelo de reputación y de organización para superar definitivamente las instituciones caducas.
– ¿Por qué no utilizar los medios sociales en política para ser más eficientes y eficaces?

El debate no ha hecho más que comenzar,