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EQUO propone a Compromís que el candidato a las europeas se decida en una carrera ciclista

Suelo ser serio escribiendo aquí, pero hoy me voy a permitir una licencia y un experimento… Aviso a navegantes: el texto que viene a continuación es una parodia. Las reclamaciones se las mandan a El Mundo Today 😉

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La Asamblea Virtual de EQUO, máximo órgano del partido entre trending topics, ha comunicado oficialmente la propuesta: quien gane una carrera ciclista a disputar entre los candidatos será quien lidere la lista conjunta a las europeas.

Representantes de EQUO declararon que lo de las primarias está superado: “Toda la gente lista sabe que eso es una americanada, con su camión de campaña, sus altavoces a todo trapo, sus globitos… muy poco ecológico. Por eso hemos pensado en algo más europeo. Y era o el deporte ese de barrer delante de una piedra que va sobre el hielo, o la bici. Y del primero aún no nos acordamos del nombre”.

Se veía venir

Aunque aun se espera la respuesta por parte de Compromís, ya corren por la red posturas favorables: “Si nos dejan diseñar el maillot igual que las camisetas de nuestros diputados, ¿por qué no?”. Sin embargo se espera presión de EQUO por utilizar la serpiente multicolor, como viene siendo habitual en su comunicación corporativa y en las pruebas ciclistas.

Pese a todo, las críticas no han tardado en saltar dentro del propio partido. Los candidatos, los 70 a la vez, han suscrito un tweet conjunto en el que se quejan sobre posibles intrusos.

FakeTweet

Otras voces críticas han sido los ecologistas más veteranos, asociados en la Red de Viejos Verdes: “¿Bicicletas a nuestra edad? Eso es discriminatorio. Proponemos un deporte más tranquilo y por tanto adaptado a todos, como el dominó o el cinquillo. ¡Eso seria auténtica equidad!“. La red de jóvenes saltaba paralelamente a la palestra a través de su cuenta oficial de Tuenti, también ofendida por la decisión: “Parece que vivimos en el pasado. Si hay que elegir candidatos de forma moderna, el único método válido es la puntuación de cada uno en el Candy Crush“.

El equipo de negociación de EQUO ha comenzado a planear la estrategia para conseguir que Compromís acepte la propuesta. “Vamos a usar coaching y escraching para tocar el lado psicológico de los negociadores. Basados en las más modernas técnicas de negociación adaptadas a la psique hispana, el plan es presentarles muy rápido la propuesta en una reunión y gritarles: ¿A que no hay huevos?

¡Eh, Baldoví! ¿Una carrerita?

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Primarias abiertas vs. partidos cerrados: Abrir las puertas aunque cedan los muros

Ayer el diputado de IU Alberto Garzón criticaba el concepto de “primarias abiertas”. Su artículo recibió una acogida bastante crítica, a la que él reaccionó explicando que no estaba en contra de las primarias, sino del carácter abierto de las mismas. Dado que tanto EQUO como el Partido Verde Europeo utilizan este modelo, creo que procede meter baza. Según lo interpreto, habría dos críticas principales: que las primarias se conviertan en un concurso de popularidad (y pueda ganarlas alguien patrocinado), y que el carácter ideológico del partido se disuelva al abrirlas a la ciudadanía. Mi modelo de participación política es radicalmente abierto, y desde ahí explicaré por qué creo que estas críticas no tienen suficiente base.

¿Son las primarias un concurso de popularidad? Creo que esta crítica es legítima y que en Equo hemos tenido esa sensación en ocasiones, sobre todo al principio cuando nos votábamos sin apenas conocernos. Desde nuestras primeras primarias (¡hace ya más de 2 años!) hasta las actuales nos hemos ido conociendo mejor, al menos quienes compartimos el día a día. La cuestión de la popularidad permanece abierta para quienes se presentan sin ser afiliadas, o no tienen visibilidad a nivel federal. Tenemos una cultura de querer conocer y preguntar mucho, pero con 70 candidatos cierto efecto “popularidad” es inevitable. Garzón dice que esta popularidad podría verse influenciada por algún organismo externo que financiase a una determinada candidatura, y presenta esta posibilidad como un argumento en contra de las primarias abiertas. Pero obvia que unas primarias cerradas también podrían tener un candidatos del partido apoyados por financiación externa. Con lo cual la crítica sería aplicable a todas las primarias y no sólo a las abiertas.

Por otra parte está la “desideologización” del partido. La crítica va así: supongamos un partido “muy ecologista”. Si sus primarias se hicieran cerradas, quien salga sería también “muy ecologista”. Sin embargo en primarias abiertas la gente que votase no estaría tan ideologizada como quienes forman el partido, y quien salga seguramente sería “poco ecologista”, o yendo al extremo, “anti-ecologista”. Para evitar esta situación, entiendo que Garzón defiende que se cierren. Es más, si la gente va a elegir abiertamente al candidato de un partido, ¿para qué nos sirve ese partido?

Ilustraré mi posición con una historia personal: me presenté a mis primeras elecciones en el 99 con Los Verdes en Avilés. No era afiliado, y aunque me fui interesando progresivamente por el partido y las ideas, durante mucho timpo no quise serlo. Participé, debatí, voté, incluso contribuí económicamente igual que el resto de afiliados porque me parecía justo, pero no quería afiliarme. No me gustaba ese concepto clásico del militante. Me fue posible participar como los demás porque mis compañeros de aquella en Asturias “abrieron” el partido para mi, y con los años acabé aceptando que era un afiliado más. De ahí surge mi visión de un partido abierto: de una gran confianza en la gente, invitándola a participar y dejando que progresivamente las cosas vayan cuajando (si tienen que cuajar).

Por eso me sentí tan identificado con las explicaciones de Antoni Guitiérrez-Rubí (Otro modelo de partido es posible) Cuando habla de que un partido moderno se agrupa en torno a “causas” y no a “casas” (ahora una frase de éxito dentro de EQUO), se está refiriendo precisamente a esto. Lo que nos une no es que estemos dentro del recinto cerrado de un partido, sino que compartimos ideales y luchas. Dice Gutiérrez-Rubí: “abrir las puertas, aunque cedan los muros“. Si los partidos dejan de tener sentido porque son abiertos a la gente… por mi bien. Que dejen de tenerlo. Inauguremos una nueva era de participación política superando el concepto de partido.

Mi ideal es una organización sociopolítica porosa. Porosa: donde la gente pueda entrar y salir con confianza sin que les pidan el carnet, donde cada cual adapte su nivel de participación y vinculación a lo que considere oportuno. Este año tengo tiempo y ganas: me presento a las #primariasEQUO. Tengo un buen sueldo: aumento mi contribución. El año que viene no: limito mi participación en tiempo y dinero. ¿A que no suena tan revolucionario visto así? Si tengo tiempo pero no tengo dinero: organizamos un Banco de Tiempo para que mi tiempo sea mi cuota. Sociopolítica: porque tiene que ser política para estar en las instituciones, donde se corta el bacalao, y a la vez social para estar junto a las organizaciones, en la calle, y en la red. Ser ecologista se practica en todos los ámbitos.

Alberto Garzón teme que una organización abierta pierda su contenido ideológico. Puedo decir alto y claro basado en el ejemplo de EQUO, que ser abierto ha servido para aumentar su contenido ideológico. A EQUO hemos llegado atraidos por las ideas generales, no por su definición precisa. Y una vez aquí hemos aprendido un montón. Con cada proceso nos hemos ido cargando ideológicamente para salir (todas) a defenderlo fuera. Aprendemos todos los días sobre ecología política. Tenemos mejor base y discurso, individualmente, que cuando entramos. Si no hubiese sido una organización abierta no hubiésemos venido. Creo que el error que comete Garzón en su análisis es pensar que la gente no adapta sus ideas, que la ideología que se tiene es estática. Al menos con la ecología política eso no es así. Un partido abierto motiva también la creación de grupos de pensamiento, de discusión, que profundizan y actualizan las ideas.

Un partido ecologista no será necesariamente menos ecologista por ser abierto. Puede que incluso sea al contrario, porque no todos los ecologistas forman parte de él. En este aspecto, el error en la crítica creo que está en pensar que quienes forman el partido serían los más ideologizados. No creo que sea así. Creo que, tal y como están los partidos ahora, quienes permanecen en ellos son quienes mejor se han adaptado a sus (muchas veces perversos) mecanismos internos, y no necesariamente quienes mejor representan unas determinadas ideas. Si tenemos un partido abierto les damos la oportunidad de volver a participar a quienes dejaron la estructura por aburrimiento, inoperancia, o falta de radicalidad.

Un partido abierto no se convierte necesariamente en un “catch-all” (o atrapalotodo). Como ciudadano, tu tiempo y esfuerzos son limitados, y no vas a emplearlos en participar en todos los partidos políticos por el hecho de que te ofrezcan esa posibilidad. Limitarás tu participación al que más te guste, o al que quieras trollear, pero no a todos. Necesitarás por tanto partidos lo suficientemente diferentes para ver con cual te identificas más. Lo que yo veo ahí es un gran espacio para partidos ideológicos, que precisamente en esta economía de la atención necesitan diferenciarse.

Por último añado de mi cosecha: ¿bajaría la afiliación en un partido abierto? Creo que no, aunque sí que cambiaría el modelo de captación. En un partido cerrado, o te afilias y estás dentro de los muros, o estás fuera. En un partido abierto puedes situarte donde te apetezca. Pero el concepto del embudo de conversión, sobre el que escribí en otra ocasión, predice que quien hoy nos ponga un “like“, el mes que viene es probable que venga a una reunión, y que al cabo de un tiempo se integre en un grupo de trabajo, y eventualmente, si le apetece, se acabe por afiliar. Ser abiertos nos hace crecer.

En conclusión: creo que una organización abierta puede aumentar su afiliación y mejorar sus posicionamientos ideológicos, y EQUO es un ejemplo. Que un partido poroso tiene más vitalidad ideológica interna, y que puede diferenciarse sin tener que ser un atrapalotodo. Creo que seguirá habiendo que compensar el problema del “test de popularidad” en las primarias, tanto abiertas como cerradas. Creo que, si bien hay que seguir puliendo los procesos, los problemas sobre las primarias abiertas que preocupan al diputado Alberto Garzón son resolubles.

Mientras tanto, en EQUO lo hacemos: primarias abiertas para la lista de las europeas, y primarias abiertas para elegir a los candidatos verdes para la Comisión Europea (hasta el 28 de enero).

¿Qué modelo de partido para Equo?

A raíz de la presentación de mi candidatura, recibo a través de la Equomunidad dos preguntas relacionadas:

Rubén Ferrer: ¿Consideras que Equo debe de ser un proyecto único en todo el estado español o debemos admitir excepciones en territorios?

 

Juan Cappelletti: ¿Qué modelo de partido crees que debe tener EQUO? ¿un partido estatal de caracter federal? ¿Un partido centralista? ¿o un modelo confederal como el que propugnan los partidos de Iniciativa?

 

 

Mi respuesta breve sería: una única organización estatal, con mucha independencia territorial, y tratando entre todos lo que es de todos.

Este debate sobre el modelo de partido ha sido tradicionalmente un quebradero de cabeza para Los Verdes, que pasaron de ser un partido estatal, a ser una confederación de partidos autonómicos. Creo que el debate “federal vs confederal” está todavía viciado, le falta una buena definición semántica porque no está claro qué significa cada término, y como resultado he visto a gente defender exactamente las mismas ideas, cada uno desde una etiqueta contraria.

Por eso no creo que el dilema “federal vs confederal” sea el más adecuado para exponer mis ideas, y prefiero salirme del cuadro y plantear los principios de funcionamiento que considero interesantes, y luego ya el lector pondrá las etiquetas que considere oportuno, si quiere.

El objetivo es configurar un modelo donde las personas individuales estén en el centro del proceso, donde se respete el principio “1 persona = 1 voto“, y donde se facilite la participación de la gente en la elaboración de posiciones políticas. Desde mi punto de vista, esto se construye de la siguiente manera:

Una única organización en todo el estado

Considero que Equo debe ser un partido único en toda España. Todas las personas que formásemos parte del mismo deberíamos pagar cuotas a la misma entidad administrativa y contribuir al desarrollo de un único discurso político para el ámbito estatal.

No comparto por tanto la idea de crear por ejemplo “Equo Asturias” como entidad diferenciada de Equo, aunque luego se asocie.

Sí que comparto las preocupaciones que habría detrás de esa propuesta, que serían, por simplificar: “que no decidan en Madrid lo que tenemos que hacer o pensar en Asturias”. Mi modelo de partido es único, pero no es centralista. Defiendo la autonomía local, pero creo que defenderla creando un partido propio no sólo no soluciona problemas, sino que introduce otros nuevos.

Asambleas territoriales con mucha independencia

Creo que las asambleas han de tener un elevado grado de independencia. La organización estatal sirve para proporcionar un marco de actuación, y luego quien ha de convertirlo en algo concreto son quienes conocen el territorio, que contarían con el apoyo del resto de la organización.

Por ejemplo y por tocar un tema espinoso: las ayudas al carbón en Asturias. El marco ideológico ecologista de Equo define una postura contraria a seguir metiendo dinero público en el carbón. Pero son los asturianos los que más saben sobre qué políticas alternativas hay que implantar para reducir el impacto social y para ofrecer una salida mejor a las cuencas mineras basada en el empleo verde.

La organización estatal se encarga de definir la postura contraria al carbón y favorable al empleo verde, y la organización territorial de decir cómo mejor aplicar esas políticas, y ambos ámbitos, estatal y territorial, trabajan en la misma dirección.

Lo que es de todos, lo tratamos entre todos.

Por ejemplo: los temas asturianos, los decidimos entre todos los asturianos, y los temas estatales, los decidimos entre todos los participantes de Equo en España. Aunque esto pueda parecer una idea básica, en la práctica no suele ser así.

Un ejemplo que considero de mala aplicación: supongamos un tema estatal como las ayudas a las renovables. En la Asamblea de Equo en Asturias se consensuaría una posición crítica, y en otro territorio de España se llegaría a una posición más favorable. ¿Cual sería la opinión de Equo como entidad estatal? Para llegar a ella, los delegados de los territorios se pondrían de acuerdo en un nuevo texto.

¿Qué considero que tiene de malo este modelo?

– Refleja una organización basada en las asambleas, y no basada en las personas. Equo se define como un partido de personas, y no de organizaciones, y deberían de ser las personas quienes se pusieran de acuerdo.

– No se respeta el principio “1 persona = 1 voto”. Aunque tu tengas una postura favorable, si la mayoría de tu asamblea tiene una posición crítica, tu voto se perderá. Los delegados de tu Asamblea, cuando negocien con los otros delegados, llevarán la posición mayoritaria de la asamblea, dejando la tuya de lado.

– Se establece un nivel intermedio de jerarquía, lo que redunda en una menor horizontalidad. Ya no todo el mundo está al mismo nivel, sino que los delegados son quienes tienen la potestad de tomar una decisión por encima del resto de afiliados.

– No se divide el trabajo. Toda la Asamblea de Asturias opina sobre todos los temas, en vez de tener a gente especializada siguiéndolos con más detenimiento.

¿Cual sería en mi opinión la vía adecuada?

Este principio “lo de todos entre todos” ya se aplica en las primarias de Equo. A diferencia de otros partidos, el candidato es elegido siempre por su asamblea. Si es el candidato provincial, es la asamblea provincial la que hace primarias. Si es el candidato estatal, en vez de establecer un sistema de delegación de voto en el que cada asamblea territorial elige a su candidato y luego negocian entre asambleas, se establecen primarias en igualdad de condiciones para todos los que formamos Equo.

En el caso anterior de las renovables, la opinión de Equo estatal vendría dada por el conjunto de los afiliados. ¿Cómo organizarlo? Derivando el tema al grupo de trabajo sobre Energía, en el que participan todas aquellas personas de todos los territorios interesadas en el tema, y que lanzará una propuesta de posicionamiento.

Este modelo permite optimizar el tiempo de los participantes, que ya no tienen que tratar de todos los temas sino de sus preferidos. Mejora también el nivel del debate, que puede hacerse más profundo. Permite que los votos individuales afecten a la propuesta del grupo, y ponen a las personas en el centro del modelo, siendo ellas a nivel individual quienes discuten los temas, y no las organizaciones.

Todavía faltaría un elemento para mejorar el sistema: una buena implementación de la transversalidad, de forma que en los temas que se compartan entre varios grupos temáticos diferentes los acuerdos se produzcan durante el proceso de debate entre los participantes, y no al final del mismo.

En resumen

Una única organización estatal, con mucha independencia territorial, y tratando entre todos lo que es de todos: ese es mi modelo de partido.